“Alas de Fuego” es la primera parte de una bilogía de fantasía escrita por Laura Gallego García. Esta breve novela nos relata la historia de Ahriel, un ángel que protege a la joven reina Marla en el reino de Karish. Sin embargo, Ahriel es traicionada cuando descubre ciertos planes secretos de guerra, y encerrada en una prisión que presenta un mundo salvaje y hostil. Así, Ahriel luchará por sobrevivir a la vez que aprenderá a mirar el mundo de una manera muy distinta.
SPOILERS
“Alas de Fuego” es una novela de fantasía juvenil, y esto se nota en su desarrollo. Presenta un mundo muy extenso, excelentemente creado, pero que explota tan sólo de una manera muy superficial. Uno se queda con ganas de conocer mucho más sobre este universo, sobre los reinos, los nigromantes y la magia oscura, sobre los ángeles, y sobre las historias personales de muchos personajes, como la reina Marla o Tobin y Bran.
Quizá sea por el hecho de ser una novela juvenil, pero la historia que presenta “Alas de Fuego” está demasiado simplificada en comparación con el mundo que presenta. Esto hace que este libro sea muy ameno y fácil de leer, pero a la vez le hace perder cierta profundidad y desarrollo en algunos personajes, aspecto que lo enriquecería aún más.
Aun así, la trama presenta una cierta complejidad moral dentro de su sencillez, y que se aprecia en el desarrollo de la protagonista. Ahriel comienza siendo una idealización del bien y de lo justo. Como ángel puro que es, tiene las cosas muy claras, diferencia a la perfección entre el bien y el mal, y todo es blanco o negro para ella. Sin embargo, a lo largo de la lectura y debido a las circunstancias a las que le expone la vida, Ahriel es obligada a cambiar, a convertirse en lo que antes perseguía y villanizaba, aprendiendo por el proceso que entre el blanco y el negro existe una amplia variedad de grises.
La lectura explica este cambio como una humanización de un ángel que se ha visto obligado a experimentar diferentes tipos de sentimientos, como amor, odio o ira, con una intensidad que hasta entonces le era desconocida. Un cambio que se puede entender como una metáfora del paso de la niñez, en la que todo puede ser blanco o negro, bueno o malo, a la vida adulta, en la que se descubre que no todo es tan sencillo como parecía.
La trama del libro es también más oscura y gris de lo que parece en un principio. Nos presenta brevemente un mundo de fantasía en un reino en el que el ángel protagonista busca idílicamente la paz y la justicia. Pero, cuando parece que la trama continuará por ese camino, cambia drásticamente para introducirnos en un mundo hostil, cruel y salvaje, que encierra una de las peores vertientes de la humanidad: la despiadada lucha por la supervivencia.
Ahriel sufre un tremendo desengaño en su llegada a Gorlian. Por un lado, por la traición de Marla, hecho que se niega a creer durante cierto tiempo. Marla era su protegida, la había criado desde bebé, le había enseñado sus valores y moralidad. Y, sin embargo, su ceguera hacia las evidencias sobre los verdaderos pensamientos e intenciones de Marla la conducen al fracaso.
A pesar de que el libro da suficientes detalles como para que los lectores nos hagamos una idea de la relación entre Ahriel y Marla y de la cercanía entre ambas, habría sido estupendo que hubiera profundizado un poco más en ella para que la traición de la reina al ángel tuviera algo más de impacto en el lector.
Por otro lado, en Gorlian Ahriel aprende que ni los que parecían buenos son tan buenos ni los que consideraba malos son tan malos, y esta dualidad se representa especialmente en el personaje de Bran. Sí, Bran es un delincuente que ha terminado en la peor prisión del mundo, pero también hay en él cierta bondad que demuestra al rescatar a Ahriel. Bran es una de las piezas clave en la humanización de Ahriel y en su evolución.
Con respecto al resto de personajes, la lectura no nos da mucho tiempo para conocer a Kiara, Kendal, Tobin o Yarael, pero tampoco es necesario. Con unas pocas frases se perfila a cada personaje y sus diferentes personalidades.
“Alas de Fuego” presenta unos escenarios de lo más originales. La prisión de Gorlian es un lugar tan bien descrito y detallado que la lectura nos hace introducirnos por completo en él, en la ciénaga, en la cordillera, en sus curvas paredes de cristal y en su primitiva organización y funcionamiento. También consigue transmitir a la perfección la sensación de encierro y la imposibilidad de escapar que padecen los protagonistas.
Uno de los mejores puntos de la novela es que, hasta que Ahriel no es capaz de aceptar quién es y lo que es, tanto su parte de ángel, como de humana, como de demonio, no puede liberarse de su particular cepo, ni vencer a sus rivales. Es una magnífica reflexión sobre la importancia de conocerse a sí mismo y sobre la autoconfianza.
Con respecto al final, se deja una vía abierta hacia la segunda parte de la bilogía a través del hijo de Ahriel, al que abandona en Gorlian, y al que decide ir a buscar después de tantos años de ausencia. Esto supone el culmen de la evolución de Ahriel, quien finalmente se siente preparada para enfrentarse a aquello que le resultó tan doloroso en su momento y que optó por evitar.
En definitiva, “Alas de Fuego” es una lectura amena, sencilla, ligera y disfrutable, que presenta un mundo original y una protagonista compleja, y que expone una gran reflexión sobre el aprendizaje y la vida tal y como es.
Tengo echado el ojo a esta saga, pero había leído reseñas en las que comentan que es una novela romántica dentro de una novela fantástica. ¿es así? Gracias
¡Hola David! 🙂
Yo no la consideraría para nada una novela romántica. Es una novela de fantasía en cuya trama ocurren muchas cosas, entre ellas un romance, pero no se caracteriza por ello. De hecho, no se profundiza demasiado en él, sino que es un aliciente más en la historia.
Es un libro muy original, aunque se nota mucho que es juvenil. Sin embargo, la segunda parte completa bastante la historia. Si le tienes echado el ojo, te recomendaría que le dieras la oportunidad.
¡Un abrazo!