El Laberinto de los Espíritus, de Carlos Ruiz Zafón

“El Laberinto de los Espíritus” supone el cierre de la serie “Cementerio de los Libros Olvidados”, de Carlos Ruiz Zafón. Después de tres novelas, un sinfín de personajes y cientos de historias que los acompañan, este cuarto libro supone un broche de oro con el que nos despedimos no sólo de la familia Sempere y compañía, sino de todo un laberinto de personajes, tramas e historias que se entrelazan e interconectan entre sí con una maestría envidiable, de una lectura en la que una historia conduce a otra, y ésta a otra más, en la que todas están relacionadas entre sí de algún modo, y en la que todas encajan y se cierran con total naturalidad en esta cuarta obra perteneciente a la que es sin duda una de las mejores series literarias de nuestro tiempo.

SPOILERS

Una de las particularidades de esta serie es que cada libro se centra en la historia de un personaje diferente. En este caso, la protagonista es Alicia Gris, un personaje que no conocíamos hasta esta cuarta parte, una detective con cierta aura de soledad y tristeza como su propio nombre indica y aires de femme fatale, que se conecta directamente con Fermín y el Cementerio de los Libros Olvidados desde el comienzo de lectura. Su asignación al caso de la desaparición de Mauricio Valls la conduce directamente a encontrarse con la familia Sempere, especialmente con Daniel, que estaba tras la pista del ministro desde el final del tercer libro, “El Prisionero del Cielo”, en el que descubre que su madre Isabella murió envenenada por él. En la investigación de Alicia es donde se entrelazan entre sí todos los personajes, libros, hechos y tramas que ya conocemos con otros que acabamos de conocer, quedando todos ellos relacionados durante todo el libro, tejiendo una perfecta tela de araña que se va resolviendo a medida que avanza la lectura.

La trama de la investigación de Alicia cuenta con los elementos típicos del misterio de Zafón, intriga, suspense, detalles escabrosos, pistas a seguir que conducen a otras nuevas, asesinatos y giros sorprendentes que no se ven venir, y que recuerda en cierta manera un poco a “La Sombra del Viento”. Durante esta larga narración podemos conocer mejor a nuestra nueva protagonista Alicia, una persona solitaria cuya lectura nos permite asomarnos a lo más profundo de su alma, en la que bajo esa fachada que da a mostrar, desearía una vida feliz junto a una familia.

Alicia nos conecta directamente con Mauricio Valls, personaje que ya conocimos en la tercera novela, y cuyos oscuros actos del pasado lo llevan a ser secuestrado y torturado por un misterioso desconocido que no llegamos a identificar ni conocer hasta bien avanzada la lectura. Finalmente, este misterioso secuestro se acaba resolviendo cuando conocemos la historia de Ariadna, la hija mayor de otro escritor perteneciente a ese grupo de escritores malditos de esta Barcelona del pasado siglo junto a David Martín y Julián Carax: Víctor Mataix. Una hija apartada violentamente de sus padres y de su hermana y que fue introducida en una familia que no era la suya, como tantos otros bebés en ese terrible movimiento del que Mauricio Valls formó parte, haciéndose incluso partícipe con su hija Mercedes, que no es otra que Sonia, la hermana de Ariadna. Esta trama compone el misterio propio del libro e introduce los personajes nuevos, a la vez que se relaciona con Valls y su desaparición, de la que tuvimos constancia en la tercera novela, “El Prisionero del Cielo”.

A pesar de que esta trama de Alicia, Vargas, Fernandito y Valls ocupa la mayor parte de la novela y lleva gran parte del peso del libro, se podría decir que casi pasa a un segundo plano para los lectores que han leído los libros anteriores cuando se llega a la parte final de la novela: la carta de Isabella y el epílogo de Julián Sempere.

La carta de Isabella recuperada de las pertenencias del abogado Brians causa impacto con las confesiones que declara. No sólo nos permite comprender mejor a un personaje que ya conocimos en la segunda novela “El Juego del Ángel”, sino que nos desvela de un bombazo la verdad sobre el progenitor de Daniel. Una verdad que personalmente me ha sorprendido y no esperaba, pues las menciones que se hacían a esa posibilidad en los libros anteriores no invitaban a mi parecer a llegar a esta conclusión. Sabíamos que Isabella estaba enamorada de David, y que David la evitaba y se alejaba de ella porque sabía, al igual que nosotros, que la necesitaba y la quería, pero en ese momento de la historia no se dejaba ver que esos dos pudieran tener algo más que la extraña y bonita amistad que mantenían, entre otros motivos, porque David estaba prendado de Cristina en aquel entonces, o eso nos hizo creer. ¿Dónde quedó aquel “te querré siempre”, y esa Cristina niña que debe cuidar en su mente? No hay ninguna mención más a Cristina ni al enamoramiento de David por ella, aunque al no relatarnos él mismo nada posterior al “Juego del Ángel”, es entendible. Pero, después de toda la tabarra que nos dio David con ella en el segundo libro, ¿ahora resulta que se fue después en busca de Isabella y tuvieron un hijo, que no es otro que Daniel? Al menos a priori, no parecería propio de David el haber vuelto a por Isabella cuando sabía que era buscado en Barcelona, poniéndolos a ambos en peligro, pero claro, con el paso del tiempo, ¿quién dice que no? Sobre todo, cuando pensamos en lo que suponen el uno para el otro. Para David, Isabella es la única luz que le queda en su mundo de tinieblas, para Isabella, David es el único hombre del que ha estado realmente enamorada. Y es inevitable sentir una punzada de dolor por el pobre Juan Sempere. No me terminó de quedar claro si él sabía la realidad sobre el padre biológico de Daniel, aunque es muy posible que se lo imaginara. Qué situación tan bonita, triste y dolorosa a la vez.

Por otro lado, el epílogo de Julián Sempere supone un cierre mágico en el que somos testigos de su idea de plasmar la historia de su familia en cuatro volúmenes de una misma serie, que no son otros que los que conforman la saga de “Cementerio de los Libros Olvidados”, y su intención con cada uno de ellos. Libros dentro de libros. “La Sombra del Viento” aparecía en el primer libro, perteneciente a Julián Carax, mientras que el que nosotros leemos corresponde a Julián Sempere dentro de la lectura. Lo mismo ocurre con “El Juego del Ángel”, libro escrito por David Martín que aparece dentro de los libros escritos por Julián Sempere. Y en este último libro, “El Laberinto de los Espíritus”, ya no es que aparezca un libro dentro de otro, es que aparece la saga entera, con la magia y emotividad que eso conlleva. Una genialidad del autor real que hay detrás de estos personajes literarios. Muy original.

Uno de los aspectos que más caracteriza a esta saga es su ambientación, lúgubre sin llegar a ser siniestra, triste sin llegar a ser deprimente, responsable en parte por la época en la que se sitúa la historia, en esa Barcelona incierta de la posguerra, una ciudad que va recuperando color con el paso de las generaciones que abarca la lectura, como nos indica el propio Julián Sempere. Prácticamente todos los personajes tienen algún episodio oscuro o triste en su historia, y realmente no parecen llegar a ser completamente felices durante toda la trama. Como todas las personas, representan de algún modo esa oscuridad y tristeza que todo el mundo lleva dentro, intentando a pesar de ello alcanzar la felicidad al lado de los seres queridos.

Por último, un aspecto que no me ha terminado de quedar claro es la extraña aparición de David Martín, el “Prisionero del Cielo”, que creyó ver Daniel en la boda de Fermín y la Bernarda. Esto ocurre unos pocos años antes de “El Laberinto de los Espíritus”. Sin embargo, en este libro, una Ariadna ya adulta nos revela que estuvo con David en la misma casa de la playa que compartió con Isabella, y eso creo recordar que ocurre durante la adolescencia de Ariadna, por lo que supuestamente David Martín estaría ya muerto y no podría haber ido a la boda de Fermín. ¿Sería una imaginación de Daniel, o por el contrario la que se imaginó la muerte de David hundiéndose en el mar (una muerte que recuerda un poco a la de Cristina en el lago helado) con su bebé muerto en brazos fue Ariadna?

“El Laberinto de los Espíritus”, el cierre de la saga “Cementerio de los Libros Olvidados”. O como diría Julián Carax, más que un cierre es una puerta de entrada a esta completísima historia de la que cuesta despedirse, y que nos deja unos personajes para el recuerdo, un laberinto de historias por las que perderse como si uno anduviera por los corredores del Cementerio de los Libros Olvidados y cada libro correspondiera a la historia de cada personaje de esta obra, en una demostración de maestría y originalidad, con una magia para el relato característica de Zafón y una narrativa construida con cuidado, gusto y delicadeza. Sin duda, cuatro libros que siempre estarán presentes en nuestra memoria.

—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.

—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.

—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.

—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.

—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.

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41 comentarios en “El Laberinto de los Espíritus, de Carlos Ruiz Zafón”

  1. Hola! Me terminé toda la saga por segunda vez… no ha sido una misión fácil entre el trabajo y los pañales, pero sagradamente dedicaba cada noche a unas cuantas páginas, algunas más, algunas menos. De Ruiz Zafón que más puede decirse… con su muerte sentí que me dejó un amigo, de alguna manera manera uno conectaba con él a través de sus libros, su alma vivía en sus libros. No creo haber sentido tantas emociones con otro libro (refiriéndome a la saga completa). Me encontraba riéndome a carcajadas con Fermín, llorando a mares en otros momentos, con miedo durante parte de la trama del juego del ángel, con los pelos de punta cuando Alicia va a buscar a Rovira, etc…
    En fin, ha sido un final, si no perfecto, casi! De todas maneras emocionante, emotivo, inspirador y conmovedor. Me quedo corta de palabras. Extrañaré a todos estos queridos personajes.
    De toda la saga, me encanta la historia de David, personalmente El Juego del Ángel es mi favorito. Me encanta que Ruiz Zafón nos desafiara a concluir parte de la historia (que aclara en gran medida después en el prisionero del cielo). Creo que mi gran incognita es David, la foto de Cristina, el muelle, Corelli, Ariadna, su suicidio?? He llegado a este blog buscando esa respuesta y he leído algunas teorías que no me acaban de cuadrar. De todas maneras agradezco el debate y tus comentarios tan acertados y entretenidos de leer.

    1. ¡Hola Francisca!
      Tiene mucho mérito releerse la saga entre trabajo y pañales. Creo que no podrías haberlo explicado mejor, el alma de Carlos Ruiz Zafón vive en sus libros y su muerte dejó un vacío en sus lectores. Qué bonito que una saga pueda hacer sentir tantas emociones diferentes que describes, con sus personajes y con sus momentos más tristes o espeluznantes.
      Coincido contigo en que a nivel personal mi favorito es también El Juego del Ángel. David y su historia tienen algo muy especial incluso dentro de la saga.
      También creo que una de las incógnitas más grandes de esta saga es todo lo relacionado con David que no termina de quedar claro, como lo de la Cristina niña, lo del muelle o lo de su suicidio que tiene lugar en este libro. Aunque necesitaría de una relectura, mi conclusión en su momento fue que la foto de Cristina, la Cristina niña así como Corelli siempre tiene lugar en la mente de David, y que su obsesión con esto acaba desembocando en ese suicidio en este tomo.
      ¡Muchísimas gracias a ti por leer el blog y por compartir tu comentario!
      Un abrazo.

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