“El Paciente” es una novela escrita por Juan Gómez-Jurado. Se trata de un thriller frenético, agobiante y trepidante, de esos en los que parar de leer es prácticamente imposible. En “El Paciente”, el médico protagonista se ve envuelto en la angustiosa situación de ser obligado a elegir entre salvar a su hija o no ceder a un chantaje que le exige dejar morir a su próximo paciente, que no es otro que el presidente de los Estados Unidos. La pesadilla que está viviendo este neurocirujano se convierte en la de los lectores, que inician con esta lectura una terrible cuenta atrás de la que no podrán escapar.
¡SPOILERS!
El Paciente es una novela que se caracteriza por la terrible situación que nos presenta y por el contrarreloj que trae con ella. Los lectores sentimos a través de David el miedo, la angustia, el temor por Julia, la ira hacia el señor White. El hecho de que el libro esté narrado en primera persona en las partes de David ayuda a sumergirse aún más en su historia y sentir de primera mano la vivencia de esta situación límite.
A pesar de que la cuenta atrás se inicia desde casi prácticamente el principio, no es una de esas cuentas atrás en la que los protagonistas apenas tienen tiempo de reacción. Esta cuenta atrás no es de minutos, ni de horas, sino de días. David tiene tiempo de comer y descansar como buenamente puede, volver a su rutina en el trabajo, maquinar un plan a espaldas de White para poder salvar a su hija. Todo esto hace que esta lectura no se haga atropellada ni excesivamente frenética, a la vez que ese tiempo consigue alargar la angustia y el sufrimiento.
A su vez, el ritmo de narración de esta novela es simplemente perfecto. Combina los momentos más frenéticos de la acción con otros más pausados, lo que no quiere decir que deje de ser angustioso. Los mensajes y el control de White se alternan con la rutina diaria de David en el hospital, y esto a su vez con los capítulos de Kate, lo que da cierto respiro muy agradecido a los lectores. Asimismo, el enganche no decae en ningún momento, manteniéndose la lectura siempre a un nivel de lo más interesante.
La trama consigue ser original a pesar de ofrecer la típica historia en la que el protagonista debe elegir entre salvar a alguien querido o ceder a un chantaje, cosa que siempre debe de hacer solo o casi solo. Sin embargo, “El Paciente” trabaja especialmente bien este argumento, lo hace interesante, lo desarrolla con todo detalle, hace empatizar y sufrir con los personajes, y logra enganchar al nivel en el que dejar de leer es prácticamente imposible.
Es curioso que la lectura nos desvele prácticamente al principio que David acabará en la cárcel después de todo lo que nos está narrando. Sin embargo, y al contrario de lo que puede parecer, esto no hace la lectura menos adictiva, más bien al contrario. Lo verdaderamente interesante, el auténtico misterio de esta lectura es saber si finalmente logrará salvar a su hija. Ésa es la pregunta que el lector no puede para de hacerse durante toda la lectura, pero no es la única. Qué pasará en la operación del presidente, si David finalmente le matará o no lo hará, qué ocurrirá con Kate, si logrará salir viva de ésta, y si el señor White logrará finalmente su objetivo son otras de las cuestiones que mantienen en vilo al lector durante todo el libro.
En cuanto a los personajes, se encuentran muy bien definidos y perfilados. Tanto David como Kate podrían ser los típicos héroes de las películas americanas. Personas exitosas, con trabajos de élite, luchadoras, valientes. Sin embargo, el autor nos presenta su lado más personal, sus miedos, traumas, sus defectos, y eso les hace mucho más humanos.
Esto se hace más patente en el caso de Kate, gracias a su trabajo como agente secreto y también a que la lectura nos asoma a su lado más íntimo y personal. Sus esfuerzos por lograr la aprobación de su padre, el amor no correspondido y la terrible muerte de su hermana hacen de Kate un personaje con muchísimos matices.
Por su parte, en David se nos presenta a un personaje muy marcado por su pasado y la soledad que ha sufrido y sigue sufriendo, atormentado por la terrible pérdida de su mujer y la manera en la que ésta se produce, pero también a un padre cariñoso, a un médico caracterizado por su ética y su profesionalidad, y, en definitiva, a una buena persona. Una buena persona a la que las circunstancias fuerzan a sacar una parte de él agresiva, decidida, superviviente. Y es que ése es el trasfondo de “El Paciente”, la otra lectura de esta novela: hasta qué punto es capaz de llegar una persona para proteger lo que más quiere cuando se ve irremediablemente forzada a ello.
Esto viene representado en la lectura por el señor White. Rubio, ojos azules, traje blanco inmaculado, aspecto impoluto. Una apariencia de ángel que esconde al mismísimo diablo, un villano que realiza un estudio escalofriante. Cómo manipular de una manera límite a las personas estudiando su conducta y anticipando sus reacciones mientras las somete a situaciones absolutamente extremas. Es algo inmoral, terrible, que define por sí mismo a su ejecutor como un psicópata sin escrúpulos.
El señor White es un personaje cruel, frío, controlador, que no muestra ni un solo atisbo de remordimiento ni de humanidad, sino que disfruta siendo como es, aunque también se nos muestra cometiendo errores y demostrando que no es infalible. Aun así, es capaz de realizar los actos más atroces, de cometer asesinatos horribles a sangre fría, de torturar de la manera más terrible e inimaginable a una niña. Es un personaje que representa el peligro desde el primer momento en el que aparece, que mantiene alerta a los lectores, que se hace temer en cada una de sus apariciones. Y, sin embargo, el autor consigue incluso que en cierto momento lo veamos durante unas milésimas de segundo como un aliado cuando se encarga de borrar las huellas de David cuando éste ataca a Hockstetter en el parking.
Es admirable cómo la lectura es capaz de meternos tanto en la historia de David que, conforme avanza, entendemos más y más lo que está haciendo y por qué lo hace, hasta el punto de hacernos desear que tenga éxito, incluso si eso significa que tenga que comprar una pistola, engañar a las autoridades o realizar un acto violento como la lucha con Hockstetter. Son actos de delincuente, de villano, pero los lectores no los vemos así, sino que vemos a David como un héroe a cada paso que da.
Éste es el giro de ciento ochenta grados a la moralidad que da la lectura, lo que convierte este libro en una novela muy profunda y compleja. David es una víctima que está siendo obligado a realizar delitos, y saber desde casi el principio que acabará en la cárcel y que la sociedad no lo verá como víctima es algo descorazonador, aunque también nos hace preguntarnos si en algún momento rebasará la línea de ser una víctima a ser realmente un delincuente, por muy obligado por la situación que se encuentre.
Así pues, tras tantas situaciones límite, agobiantes y extremas, el final de la novela nos concede el rescate de la niña por parte de Kate, lo que supone un gran alivio a la tensión de la novela, a pesar de que David acabe en la cárcel, y también se frustran los planes de White, no ocurriendo finalmente el tan planeado asesinato del presidente.
En definitiva, “El Paciente” es una novela atrapante, absorbente, que suministra muy bien las dosis de tensión sin renunciar a la sensación angustiante, con unos protagonistas muy interesantes y un villano soberbio. Una novela llena de matices, que hace reflexionar, y un thriller altamente disfrutable.
—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.
—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.
—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.
—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.
—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.