A pesar de que “El Símbolo Perdido” es la novela menos conocida hasta el momento de la serie Robert Langdon por no haber sido adaptada aún a la gran pantalla, se mantiene al mismo nivel que sus dos predecesoras, igual de absorbente y por primera vez en un escenario diferente a Europa, en Washington, manteniendo esa cultura que nos suele mostrar y a los misterios a los que nos tiene acostumbrados a resolver.
De nuevo, nuestro experto en simbología Robert Langdon se ve envuelto en un nuevo misterio sin pretenderlo, esta vez en relación a su amigo Peter Solomon. En este libro se profundiza algo más en el protagonista que en los anteriores, pues nos da algo más de información sobre su vida, especialmente sobre su padre. Por otra parte, es curioso que el personaje sobre el que gira toda la trama del libro, que es Peter Solomon, no aparezca hasta el final y hasta entonces sólo se le mencione.
Si en “Ángeles y Demonios” teníamos a los Illuminati y en “El Código da Vinci” al Priorato de Sión, en esta tercera novela se nos presenta a los masones, organización de la que se nos da una gran cantidad de detalles a lo largo de la lectura. Asimismo, el comienzo de esta novela es algo diferente, pues no hay ningún asesinato, aunque no por ello es menos grotesco, pues la mano cercenada de Peter Solomon aparece en el Capitolio, tomando la novela matiz de auténtico thriller.
Por otra parte, conocemos a Katherine Solomon, la hermana de Peter, y el interesante campo de investigación en el que trabaja: la ciencia noética. El autor dedica páginas enteras para describirnos este tipo de ciencia y relacionarla con los experimentos que Katherine realiza en su laboratorio, adentrándonos en un mundo, aunque en un principio ficticio, igualmente fascinante. El laboratorio de Katherine no podía ser más original, especialmente la forma de llegar a él, avanzando por una alfombra en la más completa oscuridad en una nave gigantesca.
Mientras tanto, nuestro pobre Langdon vuelve a tener problemas, esta vez con una de las directoras de la CIA, Inoue Sato, un personaje que tiene bastantes mejores intenciones de lo que muestra. De esta manera nos recorremos el edificio entero del Capitolio para acabar en una perdida sala masónica en la que encontramos una curiosa pirámide, que es la clave de toda esta historia.
Sin embargo, una de las mejores escenas de este libro es la incursión de Mal’akh en el laboratorio de Katherine, la aterradora muerte de su asistente Trish en el tanque de etanol del calamar gigante y la angustiosa persecución a oscuras en la enorme nave, de la que Katherine se consigue salvar inteligentemente.
Mal’akh es un personaje escalofriante, quizá el villano más terrorífico de estas novelas. Su imponente físico cubierto de tatuajes y la inmunidad que presenta ante sus actos y su sangre fría lo convierten en un verdadero monstruo, casi inhumano. Aún así, llegados a cierto punto de la novela es bastante fácil adivinar quién es en realidad, sobre todo cuando vamos conociendo más datos sobre Zacharias Solomon, el hijo de Peter, por lo que llegado el momento no es tan sorprendente que resulte ser su hijo y no causa tanto impacto como debería, pues es realmente predecible. A pesar de ello no le resta complejidad a la trama.
Los modos de ir resolviendo la pirámide con las pistas del cuadro lleno de símbolos o sumergiéndola en agua son de los más originales de toda la serie, haciéndonos disfrutar a los lectores a más no poder. Sin embargo, a medida que nos acercamos al final el factor sorpresa va decayendo.
El autor extiende al máximo el aprieto en el que se encuentran los protagonistas con la falsa muerte de Langdon, el casi desangramiento de Katherine y el escalofriante final entre padre e hijo, totalmente siniestro. Sin embargo, la resolución del misterio final es la más floja de todas las novelas de la serie, pues después de crear tanta expectación durante todo el libro (que si pirámides, que si portales…) las explicaciones que se ofrecen al final acaban sabiendo a poco.
En definitiva, un libro que se disfruta mucho, como todos los de Dan Brown, a la altura del resto de la saga, y en el una vez más el autor demuestra la intensa preparación sobre el tema que debe realizar al escribir sus novelas, adaptando la realidad con sus misterios haciendo gala de una gran imaginación y creatividad.
Holaaa
La semana pasada me leí Ángeles y Demonios y El Código Da vinci, este es el siguiente en mi lista 😀 Me encantan este tipo de libros.
Un beso^^
Entonces lo disfrutarás seguro 🙂