El primer libro de Los Juegos del Hambre fue asombroso y muy novedoso en su momento, pues empezó la moda de la distopía juvenil destronando a todos los libros románticos de vampiros a lo Crepúsculo que se habían adueñado de las librerías hasta entonces. Tras esto, todos teníamos mucha curiosidad por cómo continuaría la historia una vez terminados los Juegos. ¿Sería capaz la continuación de mantener el nivel del primer libro sin los Juegos? ¿O se limitaría a narrar la vida de Katniss tras los Juegos nada más? ¿Qué pasaría con la amenaza del Capitolio? Collins no solo nos dio todas esas cosas, sino mucho más. La segunda entrega de esta saga es tan absolutamente fascinante que casi deja en la sombra al primer libro, y eso es decir mucho.
El punto fuerte del libro anterior fueron Los Juegos del Hambre, tal y como su nombre indica, y prácticamente todo el libro giraba en torno a los Juegos. Entonces, una vez terminados los Juegos, ¿ahora qué?, pensamos muchos. Parecía obvio que no iba a narrar otra vez otros Juegos con la misma protagonista de la historia, pues eso sería repetir el primer libro, sino que parecía centrarse más en el Capitolio. Y, mira por dónde, tenemos ambas cosas en equilibrio, relacionadas de una forma tan inteligente y tan imprevisible que no hay más remedio que quitarse el sombrero ante ello. Porque sí, vuelve a haber Juegos del Hambre. Y sí, Katniss va otra vez. ¿Pero cómo es posible que se vuelva a repetir la fórmula del éxito del primer libro sin caer en el cansancio y en el pensamiento de “más de lo mismo”? ¿Cómo es posible que se mantenga la tensión, la atención y la intriga no solo como en el primer libro, sino incluso más? Lo más lógico es que hubiera salido mal, y contra todo pronóstico, Collins acierta de lleno.
Porque mientras que Los Juegos del Hambre son el eje principal del primer libro, el del segundo es la rebelión contra el Capitolio, y los Juegos con los vencedores son algo secundario que ha surgido como consecuencia de lo primero. Los Juegos pasan de ser los protagonistas absolutos a una herramienta para llegar adonde Collins quiere: la rebelión de los distritos, y en la primera parte del libro se encarga de preparar el terreno.
Al principio vemos cómo se desarrolla la vida de Katniss tras los Juegos y cómo éstos han cambiado su mundo por completo. Las primeras páginas se centran en la tensión que mantiene con Peeta y con Gale. Con Peeta ya lo sabíamos, pues para él el romance de los Juegos fue más que una actuación, pero de quien no sabíamos nada hasta ahora era de Gale, que en este libro cobra mucho más protagonismo. Como cabía esperar, a Gale no le hace mucha gracia ese romance, y ya tenemos servido el enredo del triángulo amoroso para el resto de saga.
Realmente la primera mitad del libro no avanza muy rápido. Básicamente se nos describe la confusión de Katniss ya no sólo con Peeta, ahora también con Gale, y la amenaza del Capitolio que ya se podía entrever al final de la primera parte. La visita del presidente Snow es desconcertante y nos deja claro de qué va a ir el libro, además de aportarnos los detalles de la rosa y el olor a sangre, importantes para el tercer libro. Con la Gira de la Victoria se eleva la atención y ocurren los primeros actos de rebelión, especialmente en el Distrito 11, en una escena cargada de emoción sobre los discursos en honor de los tributos Rue y Thresh. En ese momento es cuando Katniss se da cuenta de que, a pesar de que su historia de amor con Peeta no ha sido su elección, no es lo peor que le puede pasar, al fin y al cabo. Tras esto, las muestras de apoyo de los ciudadanos del 11 y el asesinato del anciano ponen de manifiesto que esto va en serio, que la sublevación está ahí, y que Katniss, lejos de aplacarla como pretende, la incentiva. Porque esto no es lo que Katniss quiere en un principio, no quiere una guerra, pues eso significaría destrucción y muerte. Por lo menos la Gira sirve para restar tensión en la relación de Peeta y Katniss. Sin embargo, y a pesar de sus esfuerzos de convencer al público y al presidente de su amor por Peeta, a pesar de comprometerse, no logra su objetivo, como le hace saber el propio presidente a su llegada en el Capitolio, lo que le hace tomar la decisión de huir al bosque. Por otra parte, el libro nos deja un par de detalles interesantes en esta parte: la presentación de Plutarch Heavensbee, un personaje que será más importante de lo que parece, que le enseña su reloj de pulsera con un sinsajo a Katniss, aunque aún no entendemos por qué, y por otra parte, nos recuerda la injusticia en la que vive esta sociedad en la que en las fiestas vomitan para seguir comiendo mientras que en los distritos la gente muere de hambre.
Finalmente, tras la vuelta a casa, la situación empieza a ponerse seria de verdad. Los refuerzos de agentes de la paz, los instrumentos de tortura, los latigazos a Gale… tras haber rechazado el plan de Katniss de huir. Es curioso cómo ambos cambian de opinión de una página para otra, ya que basan sus decisiones bien sobre sus sentimientos o bien por lo que creen que es correcto, a pesar del miedo que sienten, que no es para menos. Gale acepta huir porque cree que Katniss lo ha elegido a él, y cambia inmediatamente de parecer cuando se da cuenta de que no se lo ha propuesto por eso y que hay signos de rebelión en los distritos. Katniss, por su parte, quiere huir para salvar a las personas que ama, pero cambia de opinión tras los latigazos a Gale, ya que comprende que lo que ha empezado es algo más grande que no abarca sólo a ella y su familia. Como ella misma dice: si sacó las bayas porque no soportaría regresar sin Peeta, es un acto egoísta, si lo hizo porque estaba enamorada de él tiene excusa, aunque sigue siendo egoísta, pero si fue un acto de rebelión, aunque fuera involuntario, es una persona que vale la pena. Y ella es una luchadora, ya lo ha demostrado. De esta forma, tras los latigazos escoge a Gale y a la rebelión, ya que la idea de estar con Peeta es del Capitolio, y no de ella.
El encuentro con Twill y Bonnie en el bosque nos deja un pequeño avance de lo que vendrá después: el distrito 13, una esperanza de derrotar al Capitolio, y el símbolo de la rebelión, el sinsajo. La valla electrificada refuerza la falta de libertad a la que se ven sometidos en el distrito, y Katniss resuelve inteligentemente este percance.
Los vestidos de novia y la boda en general no son más que parte de la guerra fría del presidente, la estrategia para entretener a los ciudadanos del Capitolio e intentar aplacar a los distritos. Y tras esto, el bombazo del libro que ni Katniss ni los lectores nos esperábamos: vuelven los Juegos del Hambre, esta vez, con los vencedores. La verdad es que es algo completamente imprevisible. Podíamos esperar la actuación de Peeta y Katniss como mentores, pero no eso. La reacción de Katniss pone los pelos de punta, ya que si nos ponemos en situación, ya es lo bastante terrible ir a los Juegos del Hambre, pero vivirlo una segunda vez debe ser completamente desquiciante. Un acto terrible y determinante por parte del Capitolio en su estrategia, para demostrar que ni los más fuertes son rivales para el poder del Capitolio. Ésto da un giro de 180 grados al transcurso de la historia. Katniss, que había escogido a Gale, se da cuenta de que no podrá hacerlo, y pasa a escoger morir a cambio de salvar la vida de Peeta, y así lo acuerda con Haymitch. Gale se arrepiente de no haber huido cuando Katniss se lo pidió, y por otro lado está Peeta, que es el único que tiene las cosas claras, ya que su objetivo es y ha sido siempre proteger a Katniss. Y Peeta es quien aporta algo de cordura, el que los mantiene serenos, el que los pone a entrenar, y en parte gracias a él sobrellevan la situación como pueden. Los preliminares y preparación de los Juegos se resumen en pocas páginas, porque ya los conocemos y no hace falta que nos lo repitan de nuevo. No dejar a nuestros protagonistas despedirse de sus familiares es otro acto de extrema crueldad de los muchos que ya comienzan a destrozar a Katniss.
Y entonces comienza de nuevo: desfiles, vestidos, entrevistas, centro de entrenamiento… con una diferencia: los tributos. Ya no son niños, son adultos experimentados que han ganado sus Juegos, lo que da una perspectiva completamente distinta. Y se conocen entre ellos. Haymitch les pide aliados, sin embargo, para Katniss todo esto hace que sea más difícil incluso que el año anterior, ya que como ella dice: “¿Cómo vamos a matar a esta gente, Peeta?”.
Especialmente emotivas son las entrevistas finales, el impresionante vestido de sinsajo de Katniss, la farsa del bebé y los vencedores cogidos de la mano.
Y entonces comienzan los Juegos. La paliza a Cinna nos deja sin aliento. La suma de horrores y experiencias traumáticas va dejando huella en Katniss, que sigue decidida a dar su vida por la de Peeta. La arena es espectacularmente original. Una cornucopia en una isla circular, agua, jungla, y por supuesto, el reloj en el que a cada hora sucede un horror nuevo: el rayo, la niebla, los monos, los charlajos, la lluvia de sangre, la ola… sin palabras. Sólo puedo quitarme el sombrero ante la imaginación de Collins. Al igual que en el libro anterior, éste también se desata al empezar los juegos, creando un ambiente de tensión y pura adrenalina altamente atrapante del que ningún lector podrá escapar. Me atrevo incluso a decir que la parte de los Juegos de este libro es lo mejor de la trilogía.
Sin duda Finnick es el personaje más llamativo de la aportación. Con actitud arrogante y chulesca, lo vamos conociendo poco a poco durante los Juegos y nos acabamos dando cuenta de que esa apariencia es pura fachada. Y seamos francos, mola muchísimo con su tridente. Johanna y Beetee encuentran muy bien su lugar en la historia, con unas personalidades perfectamente definidas.
Todos intentan proteger a Peeta a toda costa, por lo que Katniss sabe que algo se le escapa. Su delirio se hace cada vez más evidente, pues nos describe con todo detalle todas sus conclusiones y deducciones antes de que los mismos hechos terminen, lo que resulta un poco confuso a veces. En el momento en el que se corta el cable que llevan ella y Johanna hasta la playa desde el árbol comienza su locura. Cree que Johanna la quiere matar, que los han traicionado, como lleva sospechando todo el rato que está en la arena que ocurrirá, está a punto de asesinar a Finnick y a Enobaria, pero finalmente recuerda el último consejo de Haymitch, recordar quién es el verdadero enemigo, por lo que vuela el campo de fuerza. Cuando la rescatan lo primero que hace es armarse, aunque sea con una jeringa, y buscar a Peeta para asesinarlo antes de que el Capitolio le pueda hacer daño, ya que ella cree que los que la han sacado de allí son los del Capitolio. Y nosotros estamos igual de confundidos hasta que Haymitch y Plutarch nos explican que la rebelión es real, el distrito 13 existe y que ella es el sinsajo. Que no hayan rescatado también a Peeta es demasiado para ella, que estalla. Y los lectores sólo podemos horrorizarnos ante tanta maldad y crueldad a las que se ha visto sometida nuestra protagonista, y ante lo que, inevitablemente, ha quedado irremediablemente afectada. Pero Collins aún nos guarda una sorpresa más, que nos cuenta Gale al final. El Distrito 12 ya no existe. Y así acaba, con todas nuestras preguntas en el aire, con las ganas de saber qué pasa, testigos de una locura y destrucción que no ha hecho más que empezar.
Trepidante, pavorosa, aterradora, digna novela sucesora de la anterior, que no sólo queda a su nivel, sino que incluso la supera.
Es cierto que en un principio elige a Gale aunque no esta enamorada de el pero despues cuando tiene que volver a la arena y piensa que no va a volver deja a tras a Gale y se deja llevar y tanto en el capìtolio como durante la expiacion empieza a enamorarse de Peeta la felicidad que siente al volver a dormir con el,el atardecer en el capitolio,los soñozos cuando casi muere,la perla,los besos apasionados en la playa ella no se da cuenta pero se enamora de el, de hecho cuando uno lee el libro se asombra que en medio de la tragedia de los juegos ella sienta felicidad de pensar en Peeta es muy curioso como se afrontan los sangrientos juegos gracias al amor a como se desarrolla la segunda parte del libro de Sinsajo atraves del odio.
La decisión de elegir a uno u otro, y que cambia a lo largo de la trilogía, depende mucho de la situacion en la que se encuentran en ese momento. Cuando Katniss escoge rebelión, elige a Gale. Cuando la situación cambia y se conocen los segundos Juegos pasa a escoger a Peeta. Esta última decisión la toma mirando a la muerte a los ojos, pues sabe que no regresará de unos segundos Juegos, lo que quizá la haga más importante. Y es cierto que de Peeta se enamora de verdad, se nota en cada momento de los que mencionas, lo que da más sentido aún a esa decisión.
No me había fijado en que en este segundo libro se afronta la situación (en este caso los Juegos) gracias al amor y en Sinsajo sea a través del odio, es de lo más curioso! La diferencia creo que radica en que en esta parte Katniss lucha por ella misma, bien por su vida o por la de Peeta, mientras que en Sinsajo se convierte en el símbolo de todo un país, habiendo perdido además lo más preciado para ella.
Un comentario muy interesante, muchas gracias por tu aportación!! 🙂