Empieza una segunda etapa en la saga de Harry Potter. Este cuarto libro, “El Cáliz de Fuego”, cambia el rumbo infantil e inocente que, aunque cada vez menos, caracterizaba a la serie, siendo una novela mucho más oscura y pavorosa, con un final que dista bastante de los finales felices de las tres entregas anteriores.
El libro comienza diferente esta vez, pues antes del clásico inicio con los Dursley se nos introduce una escena en la mansión de los Ryddle, un escenario digno de una novela de terror, en el que Colagusano y Voldemort están tramando un plan. Se nos deja caer que ese plan transcurrirá durante todo el libro, y nos avisa de alguna manera de ese tremendo final que sucede. Tras “El Prisionero de Azkaban”, en el que Voldemort no aparecía, el único libro en el que ni siquiera se le hacía mención, Rowling vuelve en esta parte con Voldemort desde la primera página, para dejarnos claro que lo del libro anterior fue tan sólo un respiro. Los lectores entendemos que estamos en la casa de los abuelos del villano, y que el hijo de éstos no puede ser otro que su padre. Incluso se nos menciona, a través de la confesión de Frank el jardinero, de que fue el propio Voldemort el que los asesinó a los tres cuando aún era muy joven. Se continúa de este modo la información que se nos proporciona sobre este personaje tras “La Cámara Secreta”, en el que lo conocimos en sus tiempos del colegio, así como información esencial sobre la propia trama del libro.
La escena con los Dursley es, una vez más, tronchante, esta vez con el destrozo de la mitad de su salón y el caramelo longuilinguo. Fred y George ya empiezan a despuntar con sus artículos de broma. Para compensar la ausencia de partidos de quidditch durante la novela, tenemos los Mundiales de quidditch, que resultan de lo más emocionantes (atención a un detalle: aparece Stan Shunpike, el del autobús noctámbulo, muy cerca de los mortífagos). Sin embargo, los posteriores sucesos al partido son otro aviso de que este libro se torna mucho más oscuro que los anteriores. Muy dura la escena de los mortífagos elevando por los aires a la familia muggle y la posterior Marca Tenebrosa. En esta parte se ponen en juego las piezas principales de esta trama, como son el señor Crouch, Winky y Ludo Bagman, aunque éste al final tiene bastante menos importancia de la que parece en un principio. JK sigue jugando al despiste, pues más de una vez durante la lectura podíamos pensar que Bagman tenía más relación con el misterio de lo que en realidad tiene.
Volvemos una vez más a Hogwarts y conocemos al nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Ojoloco Moody es todo un personaje, verdaderamente peculiar e interesante, y gracias a él conocemos nuevas cosas sobre este mundo que serán importantes para futuros libros, como las maldiciones imperdonables o los aurores. Sin embargo, el bombazo de este libro es el Torneo de los Tres Magos. La competición es lo que da vida al libro, las pruebas son de lo más variadas y originales y consigue engancharnos de principio a fin. Nuestro pobre Harry, cómo no, se ve envuelto en este lío. La verdad es que, hasta el momento, el Torneo supone uno de los peores momentos para Harry en Hogwarts. Algo semejante ocurrió ya en “La Cámara Secreta”, cuando tenía al colegio en su contra porque creían que él era el heredero de Slytherin, pero en esta ocasión, como bien explica en el libro, Ron también se pone en su contra. Ya habíamos tenido alguna pelea entre los tres protas en libros anteriores, pero siempre ocurría que Harry y Ron se enfadaban con Hermione. Ahora, por primera vez, Ron se pelea con Harry. Por fin se deja ver esa envidia y esos celos que inevitablemente Ron siente hacia su amigo. Es curioso que los dos tienen algo del que otro carece: Ron tiene muchos hermanos, una familia, ha crecido entre magos… A él le encantaría destacar, tener más dinero, tener esa atención que Harry tiene… Harry por el contrario daría su fama y su dinero por tener hermanos y una familia como la de Ron, de haber crecido con su familia de magos. Era inevitable que todo esto saliera tarde o temprano, y la aparición del nombre de Harry en el Cáliz de Fuego es el detonante para que todo esto surja y ambos personajes fueran conscientes de ello y lograran solucionarlo, como bien ocurre. Además, Sirius cobra una grandísima importancia para Harry ante todo esto, siendo su principal apoyo durante todo el libro, y un consuelo sin el cual todo habría resultado aún más duro para el protagonista.
Me encanta conocer cosas nuevas sobre el mundo mágico en cada libro. En éste, descubrimos otras escuelas de magia de otros países, Beauxbatons y Durmstrang, cosas acerca de la gente del agua y de los gigantes, más sitios de Hogwarts que aún no conocíamos, como las cocinas… y muchos nuevos personajes que amplían el universo, como Fleur, Krum, Karkarow, Ojoloco, Bagman, Crouch, Maxime… y por fin conocemos a Bill y a Charlie, a los que hasta entonces se había mencionado pero no habían aparecido. Atención también ante la mención de que Fleur mostraba interés en Bill en la reunión de los campeones con las familias antes de la última prueba. A JK no se le escapa una. Por otro lado tenemos a los elfos domésticos. Winky es un personaje que inspira mucha lástima, pero es clave para toda la trama central relacionada con Crounch. Dobby, por su parte, aparece tan adorable como lo recordábamos del segundo libro, y da gusto verlo tan feliz con su ropa y sus calcetines. Cabe hacer mención a la PEDDO, la Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros fundada por Hermione, que si bien cuenta con buenas intenciones, quizá no la lleva a cabo de la manera más correcta.
Entre unas cosas y otras, prueba de dragón incluida, llegamos al baile de Navidad. La odisea de Harry y Ron para buscar pareja de baile demuestra que nuestros protagonistas ya no son unos niños. Muy bonito lo de Hermione con Krum y su momentazo durante el baile.
La escena del pensadero es de las más interesantes del libro, y su importancia es vital para la trama, que continúa desarrollándose y desemboca en lo inevitable. Tras la prueba del lago y un montón más de acontecimientos que nos van dejando cada vez más pistas, que sin embargo no nos esclarecen gran cosa, llegamos a la última prueba del laberinto, que consigue mantener al lector en vilo hasta el último segundo. Imposible parar de leer. Sin embargo, nada nos podría haber preparado para lo que acontece a continuación.
Un cementerio, con la tétrica mansión de los Ryddle al fondo, la tumba del padre de Voldemort, un caldero preparado para lograr su regreso y la muerte de Cedric Diggory. Un segundo antes nos encontrábamos ante la Copa de los Tres Magos, y en menos de dos segundos Diggory cae muerto ante nosotros, que nos llevamos tal mazazo que, como Harry, aún no entendemos muy bien qué está pasando. No es la primera muerte de la saga, pues ya habíamos presenciado la muerte de Quirrell, pero ésta es la primera muerte a sangre fría de un personaje inocente, y ocurre de una manera tan rápida e inesperada que resulta chocante. Como si de una pesadilla se tratase, Colagusano va añadiendo los macabros ingredientes a la poción (terrible el momento en el que se corta la mano), y el gran villano de la saga, Lord Voldemort, surge ante nosotros en carne y hueso. Tanto la premonición de la profesora Trelawney al final del tercer libro como la aparición de la Marca Tenebrosa y los mortífagos al comienzo de éste parecían prevernos sobre esto, pero nada nos podría haber preparado para este momento, el más tenebroso y oscuro de la saga, y que da auténtico miedo. Adiós a todo atisbo de tono infantil que pudiera quedar en la saga. Harry se comporta como un auténtico héroe, como ya ha demostrado en anteriores ocasiones. A pesar del horror del que es presente, hace frente a Voldemort y consigue escapar de él, una hazaña nada desdeñable teniendo en cuenta que tenemos delante al mago más tenebroso de todos los tiempos.
El resto del misterio se resuelve tras el escapar del cementerio en la charla con Ojoloco, que resulta no ser Ojoloco, sino el hijo del señor Crouch, y todas las pistas y datos que se nos habían dado terminan de encajar en la historia como un perfecto mecanismo. Resulta curioso cómo la personalidad de Ojoloco, a pesar de que el verdadero no aparece en toda la lectura, queda plasmada y llegamos realmente a conocerlo como personaje.
El final de esta parte es un final triste, descorazonador, que nos deja entrever que las cosas van a cambiar y que nos esperan tiempos difíciles. Dumbledore reacciona de inmediato y no tarda en mover hilos para preparar la lucha contra Voldemort, mientras que Fudge por su parte no está dispuesto a admitir su vuelta, lo que tendrá una enorme importancia y repercusión en la continuación, “La Orden del Fénix”.
Una cuarta parte de la saga Harry Potter mucho más madura que sus predecesoras, más oscura, que vaticina un gran cambio, amplía una vez más el universo y encarrila definitivamente la historia de Harry.
Tedd ! ahora me doy el tiempo a comentar jaja
Entre tantos spoilers que he leído de este libro este es el que mejor me ha dado a entender porque mi hermana ama tanto la saga.
Saludos desde mi blog nuevo elrincondetodaslaschicas.blogspot.com/
PDT: Me quedo por aqui Tedd jajaja
Los spoilers están avisados.
Gracias por pasar!
Harry Potter siempre genial. Libros y películas; de las sagas mejor construidas.
Saludos!
Muy cierto! Gracias por pasar!