Después de las tremendas primera y segunda parte, “El Corredor del Laberinto” y “Las Pruebas”, “La Cura Mortal” supone un cierre digno, aunque no redondo, de la trilogía de James Dashner. Este final, aunque se mantiene casi a la altura de las dos novelas predecesoras, no termina de llegar a su nivel, y a pesar de que todas las dudas y preguntas que surgen desde el primer libro son respondidas, no se ahonda ni profundiza en ellas. Sin embargo, “La Cura Mortal” logra mantener la intriga, acción y tensión hasta el final, cerrando así una de las, a pesar de todo, mejores sagas de ciencia ficción de los últimos tiempos.
Todas estas preguntas, preguntas que van más allá y que pretender conocer por qué la trama del libro ha sido así, no tienen respuesta en los libros. No hay ninguna explicación de todo esto en la lectura, y es una explicación que se hace desear a los lectores desde las primeras páginas del primer libro, que se ansía conocer a lo largo de toda la saga, para finalmente no encontrarla, lo que es un poco decepcionante. Esta historia merecía profundizar en esto, era un punto que le otorgaba una gran originalidad, pero que está inexplicablemente desaprovechado. Los dos primeros libros, al ser una primera y segunda parte, podían quedar abiertos a esta explicación, pero no así el tercero, en el que esperábamos encontrar un satisfactorio razonamiento sobre todas estas cuestiones. Esto es lo que impide a la saga ser redonda, tener el diez absoluto, algo que me parece inconcebible partiendo de semejante potencial.
Aparte de esta grave falta de esa parte argumental, el otro problema es la relación entre ciertos personajes. Mientras que la amistad entre Thomas con Minho o con Newt es natural, fluida y creíble, su relación tanto con Teresa como con Brenda es más pobre de lo que parece en un principio, especialmente en esta tercera parte. Con Teresa tuvo una relación algo más íntima en el primer libro, reforzada por las conversaciones mentales que ambos mantenían, para luego enfriarse en el segundo libro con la traición de la chica. En el segundo libro la química entre Thomas y Brenda era realmente buena, especialmente en la ciudad de los raros, pero en esta novela se queda un poco estancada. La relación de Thomas con ambas chicas se encuentra en un punto en el que parece que la novela no sabe muy bien qué hacer ni hacia dónde ir, quedando ambas un poco sosas y desdibujadas.
Por otro lado, la trama en sí es trepidante, como siempre. Dashner aprovecha este libro para mostrarnos con más detalle cómo se vive en un mundo en el que las personas tienen que convivir con la enfermedad del Destello, enseñándonos las estrictas medidas de seguridad que se adoptan en las ciudades no infectadas, la escasa calidad de vida que tienen sus habitantes, el continuo temor a contraer el virus que les lleva a minimizar en la medida de lo posible el contacto con otras personas. Una vida terrible que desemboca inevitablemente en la lenta pero inexorable propagación del virus por todo el planeta, volviendo irremediablemente loca a la gran mayoría de la población humana.
Además de mostrarnos la parte sana de la humanidad, también se nos enseña cómo viven las personas enfermas con el virus del Destello. A pesar de que ya vimos en el segundo libro una ciudad sumida en la más absoluta locura, una selva en la que primaba la ley de la fuerza, en esta tercera parte se nos propone la convivencia de los raros controlado por inmunes, el Palacio de los Raros, que a pesar de todo acaba desembocando también en el caos. Sin embargo, se hace más hincapié en que los raros hasta hace poco eran personas con una vida normal, con trabajo y familia. Este brusco cambio ahonda en lo terrible que debe ser una vida así, y en lo duro que es el gradual paso de la enfermedad, desde un punto de vista más humano.
Este punto de vista se nos narra con el avance del Destello, así como sus síntomas, en Newt. Qué duro resulta ver a uno de los personajes más queridos de la saga en esa situación, volviéndose loco lentamente, y protagonizando una de las escenas más duras de la lectura, si no la que más. Es sobrecogedor cómo Thomas se ve obligado a matar a uno de sus mejores amigos por propia petición de él mismo, en una situación tan violenta que nos deja tan destrozados como al protagonista. Ni siquiera la escena de Chuck llegó a ese nivel de dramatismo y tensión. Además, con todo lo que ha pasado, uno se plantea incluso si no hubiera sido mejor morir antes de salir del Laberinto, como le pasó a Chuck, que haberse enfrentado a las Pruebas y todos los sucesos posteriores a ellas.
Uno de los puntos clave de la trama es la inclusión de la organización Brazo Derecho, enemigo de CRUEL. Menuda sorpresa nos llevamos al ver a Gally de nuevo. El Brazo Derecho tiene unos intereses muy diferentes a los de CRUEL: mientras CRUEL busca una cura para el Destello, el Brazo Derecho busca aprovechar esos recursos para controlar la enfermedad en la medida de lo posible y evitar su propagación. Esto incluye un dilema ético muy interesante en la trama. Por un lado, si Brazo Derecho consigue su objetivo impedirían que CRUEL pudiera encontrar una cura, que es la única solución real al problema, pero por otro lado, se da casi por entendido que es muy improbable que CRUEL encuentre una cura, por lo que los recursos que están empleando se están desaprovechando. Nuestros protagonistas, habiendo pasado por todo lo que han pasado por culpa de CRUEL, se ponen de lado de Brazo Derecho, lo que determina por completo el destino de la organización.
Es sorprendente cómo el protagonista ha cambiado de parecer con respecto a lo que hizo en un pasado. Sabemos que trabajó para CRUEL, por lo que hubo una época en la que creyó en su causa, encontrar una cura al Destello. Sin embargo, tras la pérdida de memoria y haber vivido en primera persona las Pruebas, su opinión da un vuelco de ciento ochenta grados. Este cambio es lógico después de pasar por lo que ha pasado, pero el hecho de que Thomas no quiera recuperar la memoria nos impide saber más sobre este aspecto, sobre el pasado de CRUEL y del propio Thomas, y los motivos por los que él y Teresa ayudaron a diseñar las Pruebas. Llevamos esperando respuestas desde el primer libro, y justo cuando por fin creíamos que iban a recuperar la memoria y así respondernos muchas de ellas, va el prota y se niega. Desesperante.
Quizá el aspecto que queda más abierto de la novela es qué habría pasado si CRUEL hubiera podido terminar de examinar el cerebro de Thomas. ¿Realmente podrían haber encontrado una cura? Porque si así hubiera sido, sería para tirarse de los pelos. Y si no la hubieran encontrado después de todo, también sería para tirarse de los pelos. Brazo Derecho lo impidió, ya nunca conoceremos si se podría haber encontrado realmente una cura, y aunque todo apuntaba a que no lo harían, existía la posibilidad.
La vuelta al Laberinto aporta un toque nostálgico, y la muerte de Teresa y de todos esos inmunes nos llena de tristeza. Muy pocos personajes del primer libro son los que han conseguido salir con vida. El final, por otro lado, es todo lo esperanzador, y a la vez descorazonador, que podía ser en esta saga. A falta de una cura para el Destello, la ministra Paige deposita toda la confianza en los inmunes, que se trasladan a un lugar seguro a formar su propia colonia. Esta nueva civilización de inmunes es la única esperanza para una humanidad que se sumerge a un ritmo alarmante en la locura, y la única manera de que el ser humano pueda sobrevivir a la enfermedad. Por otro lado, el protagonista acaba finalmente con Brenda, algo que resulta un poco forzado y quizá fuera de lugar en una novela en la que su relación no ha avanzado prácticamente nada y teniendo tan recientes la muerte de Teresa y los horrores que han vivido.
En el epílogo se nos desvela un dato tan alarmante como terrible. Después de las erupciones solares, los recursos del planeta disminuyeron, y el virus del Destello quedó suelto, pero lo que no sabíamos era que el virus se liberó de manera intencionada para mantener un control sobre la población ante los escasos recursos que quedaron. Una abominable acción de cuyas terribles consecuencias hemos sido testigos en esta saga.
En definitiva, “El Corredor del Laberinto” muestra algunos aspectos mejorables en su tercera novela “La Cura Mortal”, pero es una de las sagas más originales y creativas de la distopía juvenil y ciencia ficción, que engancha al lector de una manera casi enfermiza, y plantea varios aspectos muy interesantes para la reflexión.
Coincido bastante contigo en que es el mas decepcionante de los tres en cuanto a respuestas se refieren. Para mi gusto fue bastante pesado de leer y es el mas flojo de esta saga. Visto desde otro punto parece que Dashner piensa la trama pero es incapaz de cerrarla y por eso quedan estas explicaciones tan vagas. Quizás el haber querido explicarlo habría sobrecargado la trama y no habría quedado creible. Y mas aun cuando las explicaciones CRUEL no los convence ni a ellos. Aun así es un gran libro y una mejor trilogía.
Yo creo que la trama sí que está bien cerrada, aunque las explicaciones sean tan vagas, pero es posible que sí que hubiera podido quedar un poco sobrecargado.
¡Muchas gracias por tu comentario! 🙂