“La Prisión de Black Rock” es una de las sagas del universo de Fernando Trujillo y César García, y se sitúa temporalmente diez años después de los hechos ocurridos en “El Secreto de Tedd y Todd”. “La Prisión de Black Rock Volumen 1” es el primer volumen de los ocho que componen la saga completa. De lectura amena y ligera, cada volumen se lee rápido, debido también a su corta extensión. Este volumen 1 supone la presentación de la situación y los personajes de esta nueva historia que poco a poco se irá consolidando con el resto de los libros de los autores.
“La Prisión de Black Rock Volumen 1” es el comienzo de esta historia. Nos presenta un sinfín de personajes a los que va situando a medida que avanzamos en la lectura, y que poco a poco se van relacionando, muchas veces de manera insospechada, como la relación de Elliot y Derek como suegro y yerno. Esto es algo común en las novelas de Fernando y César, dejan caer algo por ahí para luego recuperarlo y ligarlo por allá en el siguiente capítulo, sin que el lector se espere esa relación entre hechos o personajes. De esta manera, por un lado tenemos al pobre Kevin, que se ha visto envuelto en un buen lío, y del que no podemos sentir más que pena por su situación. Y por otro tenemos a Elliot, un personaje de lo más gracioso, que cae irremediablemente bien por su simpatía, a Derek, el poli del FBI, padre de Alice, que a su vez es novia de Elliot, al abogado Stanley, quien a pesar de sus esfuerzos no consigue mejorar la situación de Kevin, a Wade Quinton, el mafioso de película, a Stewart y su locura, o al jefe Piers y su querida porra Carlota. Sin embargo, los personajes que más llaman la atención son Randall y el niño y Zeta. Randall es desde el primer momento un personaje curioso, que tiene una especie de poderes extraños que no entendemos muy bien. Por los hechos de este volumen, se entiende que puede imitar la voz de cualquier persona y que, si entra en contacto físico con ellas, con un pequeño calambrazo es capaz de entrar en la cabeza de esa persona y tener acceso a sus recuerdos, conocimientos y sentimientos. Sus intenciones tampoco están muy claras en este volumen, pues lleva a cabo una serie de acciones un tanto extrañas como conseguir un cadáver a costa de darle un buen susto al pobre Paul Miller y simular un accidente con el fin de… al parecer matar a Kevin. ¿Qué tiene este personaje en contra de nuestro Kevin, que bastante tiene con lo suyo ya? El por qué oculta sus ojos tras las gafas de sol es otro misterio.
Sin embargo, los personajes que más impresionan en este primer volumen son el niño de nombre desconocido y su enorme perro Zeta. Detalles como que al chiquillo el flequillo le cubra cada vez un ojo diferente y que cuente en cada ocasión una versión diferente de su vida, siempre trágica, con el fin de manipular a los demás hacen de éste un personaje muy particular. ¿Quién es este niño, por qué va solo con el perro? Su intención, al menos en este primer volumen, parece ser dar caza a Randall. En sus dos apariciones, el perro lame a las dos personas que han sido anteriormente víctimas de Randall, y así logra dar con su ubicación, preguntándonos los lectores por qué lo perseguirá. El niño y Zeta consiguen un efecto similar a Tedd y Todd (que no aparecen en este volumen): crear sensación de alarma y peligro con solo aparecer. Son peligrosos, y lo sabemos, aunque no sabemos muy bien por qué. Además, aparecen de repente, al igual que Tedd y Todd, sin avisar. De pronto durante la lectura en la frase siguiente el chico está llamando a Zeta, y los lectores pensamos “son ellos, aquí están otra vez”.
Son muchos los personajes que conforman esta novela, y los autores saben jugar con ellos muy bien. Ahora vamos con unos, ahora con otros, ahora estos dos se encuentran por aquí y estos otros se conectan por allá. Además, todos ellos están bien definidos, no hay personajes planos, todos tienen personalidades diferentes que ayudan al lector a caracterizar a cada uno de ellos muy bien.
La situación resulta muy interesante, y lo que causa más curiosidad es la misteriosa prisión de Black Rock que da nombre a la saga. El hecho de que nadie sepa dónde está, la curiosa niebla que la rodea, todo ello hace que queramos conocer cómo es esta cárcel que aún ni ha aparecido en este primer volumen. Un primer volumen que pica la curiosidad y anima a continuar con los siguientes para averiguar cómo continúa la historia, qué pasa con sus personajes y descubrir cuál es ese misterio que hay que desentrañar.
CONEXIÓN CON OTROS LIBROS
En este primer volumen de “La Prisión de Black Rock” podemos hallar referencias a estas otras novelas (no leer la conexión si no se ha leído dicha novela):
El Secreto de Tedd y Todd
Aún no ha aparecido como tal, pero se le ha hecho mención. El alcaide de Black Rock se apellida Blair, y no puede ser otro que Dylan Blair, el excéntrico famoso británico que conocimos en esa novela. ¿Cómo ha llegado Dylan a ser alcaide de una prisión de Chicago?
La Última Jugada
En este volumen conocemos a un chico rubio al que acompaña un perro negro enorme que se llama Zeta, como el perro que está con la pequeña en esta novela. No tengo claro si se trata del mismo perro o de otro igual con el mismo nombre.
La Guerra de los Cielos
Stewart está obsesionado con las sombras. Qué curioso que en el Nido precisamente no haya sombras. Además, la niebla es algo muy importante y característico también de esta saga. Pero es una niebla diferente a la de “La Guerra de los Cielos”. Al igual que las sombras, la niebla también
es un elemento clave en el Universo Trujillo. Por otro lado, el negro gigante que aparece en este primer volumen de “La Guerra de los Cielos” aparece también en este primer volumen de “La Prisión de Black Rock”. También resulta curiosa la similitud entre esos perros que los demonios traen del infierno y que atacan al grupo de ángeles con el perro Zeta de esta saga que acompaña al niño rubio. La descripción es prácticamente la misma, perros enormes y negros con aspecto feroz.
—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.
—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.
—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.
—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.
—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.