Por lo general no me atraen mucho este tipo de historias cortas que a veces acompañan a una saga, contadas desde el punto de vista de otros personajes, sobre todo porque el lector ya se hace una idea de cómo ha sido la historia para ese otro personaje, por lo que dicho libro no le puede aportar demasiado. Sin embargo, si hay un personaje del que no conocemos mucho y del que queramos saber más sobre su historia, esa es la reina Amberly, la madre de Maxon. Este libro, contado por Amberly en los tiempos de su Selección, es el que más me llama la atención de todos los libros individuales de esta saga, y creo que es el que más interés puede generar a los lectores.
A pesar de ser un libro muy cortito, nos aporta bastante información para conocer más sobre los padres de Maxon y su relación. No sólo conocemos más sobre la reina Amberly, también conocemos más sobre el rey Clarkson. Un hombre que dirige un país dividido en castas, que no le preocupa la pobreza en la que viven las castas más bajas, que le hacía la vida imposible a América en palacio y que es capaz de pegar a su propio hijo. Amberly, en cambio, es una buena persona, generosa y que se preocupa por los demás, además de muy pacífica. ¿Cómo es posible que se haya enamorado de una persona con una personalidad tan opuesta a la suya? ¿Y cómo es posible que no se diera cuenta del maltrato al que somete su marido a su hijo y acepte la pobreza en la que vive parte del país cuando ella precisamente la ha sufrido?
Esta es una de las grandes dudas que me quedaron tras la trilogía y que se contesta en este libro. Amberly, simple y llanamente, está cegada por el amor. Clarkson fue su amor platónico desde el mismo momento en el que supo de su existencia, un amor platónico que ha pasado a convertirse en un amor real. Un amor idealizado que le hace ignorar sus defectos, que le hace verlo perfecto y le hace quererle sin ningún tipo de reserva.
Ya sabíamos que Amberly sentía un gran amor por Clarkson cuando leímos la trilogía. Hechos como su preocupación durante el viaje del rey y Maxon a Nueva Asia hicieron que la devoción que siente por él quedara plasmada en toda la trilogía. Incluso en el final se cumple lo que le dice una de las chicas de La Selección, que sería capaz de morir por él, y que ella no desmiente. Finalmente acabó siendo verdad.
Por otra parte, parece claro que después de todo Clarkson también quiere a Amberly. Aunque es la candidata perfecta para él, que le supone una paz dentro de la tormenta y que le acepta tal y como es haga lo que haga, creo entender que a pesar de ello la quiere de verdad.
Este libro nos ayuda a entender más a la reina Amberly, pero también se nos proporciona más información sobre Clarkson. Está claro que la tormentosa relación de sus padres fue determinante en su vida, pero no excusa su comportamiento como rey. No termino de conectar y entender a este personaje del todo bien, cosa que sí consigo con Amberly, y me hubiera gustado un poquito más de profundización en ese aspecto.
Por lo demás esta historia no nos aporta mucho más. Recorremos La Selección de la reina a toda pastilla, lo bastante despacio como para que nos resulte entretenida pero lo bastante rápido como para no profundizar demasiado, por lo que la historia se queda a medio camino entre interesar y no al lector.
Sin duda la mayor diferencia entre ambas Selecciones es la reina. Amberly es una reina dulce y cariñosa y como una madre para todas las chicas, pero la reina de su Selección fue muy diferente. No me había parado a pensar en la madre de Clarkson, pero desde luego no me la imaginaba alcohólica y agresiva. Una mujer que aterra a las pobres chicas de esta Selección. Ni siquiera se nos cuenta cómo superó Amberly su ira.
Por último está el tema de que Amberly tendría problemas para concebir. Eso también lo sabíamos ya, pues su hermana se lo revela a América en alguno de los libros, y entendemos esta actitud maternal de ella hacia todas las chicas y también su reacción cuando América la llama mamá. Para Clarkson, sorprendentemente este problema no lo supone en absoluto, y nos enteramos de que no le gustan nada los niños, lo que nos hace entender quizá el poco afecto que siente por su hijo.
Una historia de La Selección interesante por los personajes que trata, pero desde luego no muy necesaria. Una historia que se podría haber aprovechado aún más para profundizar en algunos de los aspectos que aparecen.
—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.
—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.
—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.
—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.
—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.