“La Última Jugada”, de Fernando Trujillo Sanz, es un libro corto, en apariencia sencillo, que esconde un trasfondo más complejo de lo que parece a simple vista. La lectura nos presenta a cuatro personajes, muy diferentes entre sí, cada uno con su vida y sus problemas, que se reúnen sin conocerse para una partida de póquer muy especial, una partida que es mucho más de lo que parece en un principio. A pesar de su brevedad, “La Última Jugada” es una novela inteligente y original, que invita a la reflexión de la moralidad humana.
Como ya comenté en la entrada de “Recomendaciones”, éste libro forma parte de un universo mucho mayor. Un universo en el que todos los libros están relacionados entre sí, pero que igualmente se pueden leer independientemente unos de otros, pues representan historias cerradas que forman parte de una historia global. Mi intención es encontrar las relaciones entre todos los libros y comentarlas en los análisis. Para no hacer spoiler de otros libros a la gente que sólo se haya leído el del análisis en cuestión, al final de cada análisis iré añadiendo un apartado en el que comentar todas esas relaciones a medida que vaya leyendo los libros, quizá editando en ocasiones un apartado final en entradas ya publicadas y escritas, e indicando previamente los libros a los que haga referencia.
Es innecesario recalcar lo original de la idea principal del libro. Una idea sencilla, pero sin duda tremendamente efectiva para una historia. El argumento se resume en una partida de póquer en la que los jugadores en vez de apostar dinero apuestan el tiempo que les queda de vida. Curiosamente, a estos jugadores les quedan únicamente dos años de vida, que se ven reflejados en el juego como fichas rojas que representan días, fichas verdes que representan semanas, y fichas amarillas correspondientes a meses. El ganador se quedará con las fichas, y por tanto el tiempo de vida restante, de los demás jugadores, alargando así la suya propia. Un argumento fantástico muy original que no busca profundizar en el origen de esta partida, ni en cómo los protagonistas la han conocido o cómo han oído hablar de ella, lo que tampoco es necesario. Simplemente un día reciben la invitación a la partida y acuden sin más a ella, manteniendo el misterio.
Muy original también es la representación de la Muerte como una niña pequeña, justo lo contrario a lo que uno podría imaginar. Resulta contradictorio que la muerte, que suele ser visto como algo serio, oscuro, frío y que le pegaría más ser un personaje anciano, sea representado por una niña pequeña, inocente, graciosa y llena de energía. Curioso es también el perro Zeta, la mascota de la pequeña, que se encarga de cumplir y hacer cumplir sus órdenes y reglas. El hecho de que la niña no se comunique con los jugadores directamente, que su sombra vaya al sentido contrario de las demás, o que la forma de cobrar la recompensa o castigo de los jugadores sea pidiendo un besito mantiene un halo de originalidad y misterio sobre este personaje.
Sin embargo, este libro no sólo destaca por la originalidad de su argumento. Hay otro factor tratado con inteligencia que añade mucho valor a esta novela: los personajes que participan en la partida. El libro comienza presentándonos brevemente a cada una de las personas que conformarán la partida posterior. De esta manera, los lectores nos hacemos una idea inicial de cómo es cada uno de ellos, de cómo puede ser su personalidad, de cuáles pueden ser sus problemas. Sin embargo, a medida que avanza la lectura, los vamos conociendo mejor. Álvaro es un cirujano que parece aburrido de la vida en el inicio, pero luego se presenta como un personaje que lucha por aferrarse a ella unos años más, hasta el punto de llegar a hacer trampas. Es curioso que al principio de la lectura se diga que envidia al paciente que lucha por aferrarse a la vida, cuando él está haciendo exactamente lo mismo. Este personaje no deja de tener un trasfondo un poco hipócrita, pues cree que es una buena persona, que su moralidad es correcta, pero luego no duda en hacer trampas para ganar a los demás, lo que no encajaría con esa concepción. Luego está Dante, que en cierta manera es lo opuesto a Álvaro. No encaja en la descripción de buena persona ni actúa de la manera socialmente aceptada como correcta, y, por si fuera poco, ha conseguido su fortuna gracias a la corrupción. Pero, por otro lado, y como él mismo rebate a Álvaro, es cierto que ha dejado a muchas familias sin hogar, pero también ha dado hogar y empleo a tantas otras. Es decir, a primera vista, parecería más merecedor de ganar la partida Álvaro que Dante, pero, ¿realmente son tan diferentes en el fondo? Álvaro tampoco es ningún ángel. Abandona a un paciente en medio de la operación para acudir a esa partida, estudia manipular a sus oponentes y hace trampas para conseguir ser él el ganador. Tampoco es ésta una actitud muy honrada. Es como si con esto se buscara mostrar en cierta manera la naturaleza humana. No hay buenos ni hay malos como tal, hay personas con diferentes puntos de vista sobre un mismo aspecto. Todos tienen su parte buena y su parte mala. Héctor es otro ejemplo de esto. Profundamente arrepentido, busca intentar ayudar por todos los medios posibles a la mujer y al niño a los que destrozó la vida, pero eso no le excusa de que lo hiciera por conducir borracho. Incluso busca suicidarse por medio de esta partida para dar sus años de vida a otra persona que, a su ver, lo merezca más que él.
Llegados a este punto, el lector no sabe cuál de estos tres personajes sería más merecedor de ganar la partida, lo que supone un gran juego de ética y moral. Álvaro, Dante y Héctor son tres personajes que tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, es difícil calificarlos sencillamente como buenas o malas personas y concluir por tanto quién sería merecedor de ganar la partida, si de ello dependiera. Ante esta situación, se llega a la conclusión, al igual que Álvaro, de que la que más lo merecería sería Judith. Una chica joven, embarazada como resultado de una violación resultaría una mejor opción que los otros tres, a pesar de que en ello se juegue la vida de su hijo. Y, entonces, sorpresa. Judith ni está embarazada, ni es la chica frágil y delicada que ha aparentado ser y gana la partida a Álvaro, que resulta ser el manipulador manipulado. Con ello, Judith se coloca al mismo nivel que sus otros tres compañeros. Sí, ha ganado de una forma poco ética, aunque permitida. ¿En qué se diferencia eso de las trampas que pretendía hacer Álvaro?
Por todo ello, el autor juega con la moralidad y con la ética de esos jugadores, y haciendo reflexionar a los lectores sobre ello. Al final, se lleva los años de vida el que gana la partida, y la ética y la moral no entran en este juego, ya que la Muerte así lo ha decidido.
Aun así, en el epílogo Judith se lleva la antipatía que pudiera haberse no llevado durante la partida, al robar el sobre de la pensión de Alberto, el entrañable jubilado que pensaba regalarle un crucero a su mujer, engañándolo haciéndose pasar por ciega.
Asimismo, resulta que Judith lleva dando esquinazo durante más de veinte años a la Muerte, ganando siempre la partida, a lo que la Muerte no parece estar muy contenta, pues le recuerda que está retrasando lo inevitable, y que cuanto más la enfade, peores consecuencias tendrá para ella. Cómo castigará la Muerte a Judith si la atrapa es algo que queda a la imaginación de los lectores, pues ¿acaso puede hacer la Muerte algo peor que lo que su propio nombre indica?
“La Última Jugada” es un libro que consigue que, con unos pocos personajes, un escenario simple, unas conversaciones muy bien llevadas y un argumento sencillo pero original nos encontremos ante una lectura estupenda que nos hace reflexionar a pesar de su brevedad y sencillez.
En “La Última Jugada” podemos hallar referencias a estas otras novelas (no leer la conexión si no se ha leído dicha novela o el volumen correspondiente):
El Secreto de Tedd y Todd
Antes de que Álvaro entre en la zona de juego, se encuentra con un Tedd bastante diferente al que conocemos en “El Secreto de Tedd y Todd”. En primer lugar, se encuentra solo, sin Todd. En segundo lugar, mira y habla directamente a Álvaro, cosa que no ocurre cuando está con Todd, pues sólo hablan entre ellos y no miran nunca a nadie. Y, por último, no se especifica que sus ojos sean violetas. A pesar de ello, sí lleva bastón y el pelo en una coleta, y aparece y desaparece sin más, como nos tiene acostumbrados.
El Secreto del Tío Óscar
En “El Secreto del Tío Óscar” aparece el mismo Tedd que aquí conocemos: un Tedd sin Todd, que no tiene los ojos violetas y que mira y habla directamente a la gente. Además, en “La Última Jugada” sabemos de dónde saca Tedd la rosa amarilla que entrega a Gema, la mujer que acaba de perder a su marido, un tal Mario.
Sal de mis Sueños
En el primer sueño, el protagonista ve un cuadro en un museo que representa una partida de cartas entre cuatro jugadores, con una niña pequeña con coletas observándoles, y junto a ella un perro enorme. Incluso hace referencia a que la sombra de la niña va en sentido contrario a las demás, una clara representación de esta novela. Lo que no sabemos es de si se trata de esta partida en concreto.
La Guerra de los Cielos
La sombra de la pequeña, que en realidad es la Muerte, va en sentido contrario a las demás, es decir, hacia la luz. En “La Guerra de los Cielos”, como ya hemos visto las sombras son algo muy particular, pero por su ausencia, no por su cambio de sentido. Todo esto deja claro que las sombras son un elemento clave del Universo Trujillo. Por otro lado, también resulta curiosa la similitud entre esos perros que los demonios traen del infierno y que atacan al grupo de ángeles con el perro Zeta de este libro que acompaña a la niña. La descripción es prácticamente la misma, perros enormes y negros con aspecto feroz.
Por cierto, sabes si se vuelve a hablar de Judith en algún otro libro, cuando empezaron a discutir ya me imaginé que podrían ser los de black rock y efectivamente así ha sido
Efectivamente, has localizado el guiño a Black Rock, y, ¡si que se hace mención a Judith en otro libro del autor!
He disfrutado mucho con este libros
, Como siempre Fernando nos obsequia con grandes diálogos entre sus personajes. Ahora voy a por el secreto del tío Óscar
Es cierto que este autor nos obsequia con muy buenos diálogos.
¡Espero que disfrutes también mucho El Secreto del Tío Óscar! 🙂
Pues no lo conocía, pero así como lo cuentas en tu reseña tiene pinta interesante, sobre todo si aborda el problema de la moralidad.
Un abrazo.
Te lo recomiendo, se lee muy rápido y es muy original.
¡Muchas gracias por pasar y comentar!
Un abrazo.