Los Ritos del Agua, de Eva García Sáenz de Urturi

“Los Ritos del Agua” es el segundo título de la trilogía de la Ciudad Blanca, escrita por Eva García Sáenz de Urturi. Se trata de una novela policíaca, de intriga y misterio, pero que presenta un encanto y un ambiente propio y característico que nos trasladan a la ciudad de Vitoria. En esta ocasión, vuelve a aparecer un crimen con referencias históricas y arqueológicas. Unai López de Ayala, nuestro Kraken, participará en la resolución de este caso a la vez que hace frente a sus propios asuntos personales.

SPOILERS

“Los Ritos del Agua” es una digna continuación de su novela predecesora, “El Silencio de la Ciudad Blanca”. A pesar de seguir el mismo esquema que el primer libro, esta segunda novela no se hace repetitiva, y logra mantener un ambiente, un interés y una intriga tan buenas como las de “El Silencio de la Ciudad Blanca”.

Una vez más, la novela nos presenta la resolución a los crímenes de un misterio a la par que nos narra una historia pasada relacionada con él. En esta ocasión, el propio Unai es protagonista de ambas historias, lo que ofrece a la lectura un carácter aún más personal con Kraken.

Si bien en la primera novela pudimos conocer a Unai, y aspectos como su vida o su forma de ser, esta segunda novela profundiza aún más en el personaje mostrándonos más aspectos de su pasado a la vez que lidia con sus problemas del presente.

Y es que su impedimento y dificultad para hablar y comunicarse parece ser el menor de los problemas de Unai en esta novela. Los nuevos crímenes que se suceden, la sombra de los dobles crímenes pasados, la pérdida de su cuñada Martina, y especialmente su relación con Alba y la noticia de su embarazo son factores que afectan notablemente a nuestro protagonista y le marcan profundamente.

Por otro lado, Alba y Estíbaliz continúan siendo muy importantes en esta novela, adquiriendo incluso más interés que en el primer libro. “Los Ritos del Agua” profundiza en la historia, preocupaciones y problemas de ambas, lo que nos permite conocerlas y entenderlas mejor. En Estíbaliz se aprecia una fuerza y energía aún mayores que las de la primera novela, y por su parte, Alba, de quien no conocíamos apenas nada, nos hace partícipes de su historia, siendo en este libro más cercana y abierta.

Por su parte, Germán y el abuelo se reafirman como el mayor apoyo de Unai, y su presencia y su ayuda son determinantes para que nuestro protagonista encuentre la paz interior que en muchos momentos necesita.

La trama no defrauda, y resulta tan misteriosa y compleja como la de su novela predecesora. Sabe jugar al despiste, y una vez más, el lector no puede asegurar quién es el asesino hasta que la propia lectura no quiere que lo sepa.

Viniendo de la primera novela, uno está atento a cualquier personaje, por improbable que parezca, para valorar como sospechoso. Sin embargo, Beatriz Korra es, probablemente, la última opción que puede pensar el lector (al menos hasta cierto punto en el que las iniciales BK cobran importancia), cumpliendo así la lectura su propósito a la perfección. Al igual que Unai, el lector piensa antes en Araceli o en Milán, personajes que a priori no tenían ninguna misión en la trama más allá del relleno. Y esto es porque el personaje de Beatriz Korra, en cambio, ya cumplía dos funciones en la trama: la de logopeda que ayuda a Kraken con el habla en su superación personal, y la de llenar el espacio que Martina dejó en la vida de Germán y de Unai. Todo apuntaba a que sería un personaje que se encargaría de hacer llegar de nuevo la felicidad a los hermanos, que sería un bálsamo para un Germán que sufrió lo indecible en el primer libro. Pero resulta ser todo lo contrario.

La lectura no escatima en cuanto a hacer sufrir a personajes y lectores. Y ya avisó en su inicio con la muerte de Andoni Cuesta, un mazazo que nadie se espera nada más empezar. Después del asesinato de Martina, todo hacía pensar que esta segunda novela respetaría a Germán y no le haría sufrir más, pero esta lectura juega tan bien al despiste que resulta que ocurre todo lo contrario, de una manera que no se ve venir. Germán no solo sufre el desengaño de quien ha jugado con él, también pasa por la terrible experiencia de estar en manos de una asesina que está a punto de quitarle la vida.

Sin embargo, la peor parte se la lleva Alba. Cuando aún se está recuperando de haber compartido su vida con un asesino en serie que también intentó matarla y que no sabe si será el padre de su hija, es secuestrada y abandonada durante días, quedando al borde de la muerte. Hay un punto de la lectura en el que parece que Alba está realmente muerta, y nos lo hace creer hasta prácticamente el final. Por suerte, en las últimas frases nos libera de un susto que nos mantiene en vilo durante páginas.

En cuanto a la trama paralela, la historia del campamento de verano, los cuatro amigos, Anabel Lee, Saúl y Rebeca se mantiene a la altura, creando un clima propio que mezcla el ambiente de la juventud y el verano con algo mucho más oscuro y serio. Por un lado, deja un toque gótico en el personaje de Annabel Lee, con una hipnosis particular, y sus relaciones con los cuatro amigos, y por otro, deja entrever en las partes en las que se centra en Rebeca que hay algo mucho más turbio escondido bajo el aparente jovial profesor Saúl.  

Estas partes que nos desvelan el terror de Rebeca en la historia paralela hace que los lectores sepamos que lo que la niña revela es real, a pesar de que la lectura hace dudar de ello en cierto punto, para luego confirmarlo. Así, este libro da visibilidad a una terrible realidad que se puede llegar a dar en un núcleo familiar, no sólo mediante la historia de Rebeca, también con la que sufrieron el propio Saúl y su hermana Sara de niños. La primera novela exploraba estos temas en el maltrato que sufría Blanca o en las pobres condiciones de vida que también tuvo Nancho. También se representa en la historia de malos tratos por parte del padre de Estíbaliz y la propuesta de Alba de idear un modo en el que la víctima pueda buscar ayuda. Los problemas intrafamiliares, maltratos y abusos y las consecuencias que pueden llegar a tener en los que los sufren son temas a los que esta trilogía da visibilidad.

Así, como expone la autora en los agradecimientos, esta novela reflexiona el tema de la paternidad y maternidad, en cómo la figura paterna o materna es clave en esta historia y en las decisiones que toma cada personaje independientemente de la vida que le haya tocado vivir.

Por otra parte, la novela mantiene esa esencia tan personal de la primera novela, y una atmósfera y entorno tan característico gracias a sus personajes y sus escenarios.

En definitiva, “Los Ritos del Agua” es una novela tan redonda como su predecesora, con unos personajes que ganan cada vez más profundidad, una ambientación estupenda y una trama y un misterio soberbios, impredecibles y que saben jugar perfectamente al despiste de una manera muy inteligente.

—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.

—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.

—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.

—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.

—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.

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