“Los Señores del Tiempo”, de Eva García Sáenz de Urturi, es la tercera parte de la trilogía de la Ciudad Blanca. Tras “El Silencio de la Ciudad Blanca” y “Los Ritos del Agua”, “Los Señores del Tiempo” cierra esta maravillosa trilogía ambientada en Vitoria en la que nuestro protagonista, el inspector Unai López de Ayala, alias Kraken, se enfrenta de nuevo a una serie de casos a la vez que crece cada vez más como personaje. “Los Señores del Tiempo” es la guinda de una trilogía de un nivel elevadísimo, que nos hace disfrutar con unos personajes bien perfilados que adquiren cada vez más profundidad, tramas complejas y elaboradas perfectamente cerradas y una ambientación que nos traslada a la mismísima ciudad de Vitoria en cada tomo. En definitiva, una trilogía de diez.
SPOILERS
“Los Señores del Tiempo” es la culminación de la trilogía de la Ciudad Blanca. Todo lo ocurrido en las dos novelas anteriores tiene consecuencias en este tercer libro y condiciona muchos de sus hechos. Esto se nota especialmente en todos y cada uno de los personajes de esta historia.
“Los Señores del Tiempo” nos presenta a unos protagonistas afectados por los hechos ocurridos tanto en “El Silencio de la Ciudad Blanca” como en “Los Ritos del Agua”. Unos protagonistas que, si ya aparecían bien perfilados en el primer libro, se ha ido profundizando cada vez más en ellos a lo largo de la serie.
Una Estíbaliz que redescubre el enamoramiento, un Germán que sufre por su hermano y sus propias vivencias, una Alba y un Unai a los que sus trabajos como subcomisaria e inspector en la policía empiezan a pesar cada vez más. Todos los personajes de la novela han sufrido sus propias pérdidas, traumas o pesares que se reflejan en cada uno de ellos. Y es que la lectura no ha escatimado en dolor con ninguno.
La pérdida de su hermano para Esti, de Martina y la horrible experiencia en el anterior libro para Germán, el casarse y haber convivido con un asesino en serie que también intentó matarla para Alba unido ahora a la pérdida de su madre, incluso también se aprecia en otros personajes más secundarios como Tasio e Ignacio después de su desafortunada historia.
Sin embargo, el peor parado ha sido el protagonista. La muerte de Paula y los hijos que aún no habían nacido, el peso de cargar con las muertes, que no son pocas, de los crímenes de estos tres libros, muchos de ellos personas que conocía o queridas para él (el hermano de Esti, Martina, Annabel Lee, Jota, MatuSalem…), el haber estado cerca de la muerte que le causó el problema en el habla, el casi perder a Germán y a Alba en la anterior novela y a Deba y al abuelo en ésta son horribles experiencias a sus espaldas cuyo impacto en él se manifiesta en este libro.
Todos estos terribles sucesos hacen mella en Kraken. La lectura no tiene piedad, ni con el personaje ni con los lectores, y nos hace sufrir lo indecible cada vez que a algún personaje al que tenemos cariño le sucede algo. Y esto pasa porque sabemos que es perfectamente posible que ocurra lo peor. La autora es experta en engañarnos, en jugar con nosotros, en hacernos temer que esa muerte pueda ocurrir de verdad, porque ya demuestra con otros personajes que es perfectamente capaz de cargárselos sin ningún tipo de remordimiento, y nos asusta con ello.
Esto hace que la lectura sea impredecible. Nunca se sabe qué le puede ocurrir a cualquier personaje, y eso se traduce en un lector atento, que pasa por una montaña rusa de emociones a lo largo de los libros. Aunque, finalmente, la lectura respeta a los personajes que son cercanos de verdad, a los más importantes, y lo que les ocurre a ellos se suele quedar en un susto. Aun así, realmente consigue hacernos temer lo peor, y eso es meritorio.
Sin embargo, el hecho de que Kraken deje el puesto de inspector al final de la lectura no es algo que haga por él mismo, sino por los demás. Unai tiene una fortaleza envidiable. No teme sufrir él, no le importa tanto lo que pueda pasarle a él protegiendo a los demás, pero sí le importan, y mucho, las consecuencias de su trabajo en sus seres queridos. Los daños colaterales de su puesto y la figura en la que se ha convertido le han dado más sustos de los que cualquiera sería capaz de soportar, y la desaparición de Deba y el coma del abuelo son determinantes para tomar esa decisión. Como bien dice Germán en ese emotivo abrazo final de todos, Unai los ha escogido a ellos. Además, a pesar de cambiar a una profesión que expone menos a su círculo al peligro, no deja de ayudar a los demás como profesor de perfilación criminal.
Todo esto hace de Unai un gran protagonista y un personaje al que se toma cariño. Y no es el único. Todos los personajes son muy reales, presentan virtudes, defectos y personalidades diferentes, lo que los hace sentir muy cercanos.
Al igual que en los dos libros anteriores, esta novela también presenta dos historias paralelas que se van desarrollando a la par y que están relacionadas entre sí. El relato de Diago Vela hace gala de un contexto histórico muy trabajado. La labor de investigación y documentación de la autora se hace muy patente en esta historia, como podemos confirmar en la bibliografía del final del libro.
Tal y como ocurría con las historias paralelas de los dos libros anteriores, esta trama se hace igual de interesante que la trama principal y la complementa a la perfección. Los saltos temporales entre una y otra despejan al lector, presentan personajes carismáticos, aportan información sobre el misterio de la trama principal y contribuyen al enganche de la novela.
La historia de Diago Vela nos transmiten por completo a su época, y las tramas entre personajes y los sucesos que ocurren en ella la hacen una historia bastante completa. El hecho de que esta propia historia sea un libro dentro del libro y que compartan título es un detalle que nunca falla, de esos que nos encantan a los lectores, y que hace especial la lectura.
Además, esta historia paralela no es tan predecible como puede parecer en un principio, en el que se resalta más una rivalidad dentre Diago y Nagorno que luego no resulta ser tanto, o una historia de amor entre Diago y Onneca que también se queda en menos. La trama nos hace creer que nos va a conducir por un sendero cuando, en realidad, termina llevándonos por otro, alejándose de lo típico y de lo esperado.
En cuanto al misterio principal del libro, difiere de los anteriores en cuanto al número de asesinos. Después de dos novelas en las que se repite la fórmula de que el asesino sea un personaje que nadie se esperaba, esta novela era el momento perfecto para variar el esquema. Mientras que en las anteriores se presentan todas las pistas que nos van llevando poco a poco hacia el culpable, en este caso primero se nos muestra quiénes son los asesinos antes de explicarnos cómo ha llegado Unai a esa conclusión.
La intención de la lectura es dar esa sorpresa al lector, y en este caso no deja tantas pistas acerca de la resolución del misterio como las otras novelas. El hecho de que los asesinos sean varias personas diferentes a los que además la lectura no había concedido apenas importancia refuerza la sensación de sorpresa cuando Unai les prepara la trampa haciéndoles pensar que van a capturar a Ramiro Alvar.
Ramiro Alvar es un personaje muy complejo. Su trastorno de identidad disociativo y su alter Alvar lo convierten en una persona atormentada que ha visto condicionada su vida. La lectura presenta a Ramiro Alvar y a Alvar siempre como personas diferentes, nunca como la misma, y lo hace de manera muy entendible, sin confusión. Incluso en ocasiones juega a que los lectores creamos que puedan ser dos gemelos, o que el hermano de Ramiro no estuviera realmente muerto y pudiera ser Alvar, lo que genera mucho interés a la lectura y logra crear despiste. A pesar de que Ramiro Alvar pueda parecer el principal sospechoso de los asesinatos, nunca queda demasiado claro, y el hecho de que lo fuera resultaría demasiado sencillo, lo que aumenta la incertidumbre del lector.
En definitiva, “Los Señores del Tiempo” es una novela redonda, perfectamente estructurada, compleja y elaborada, que logra mantener el interés y la sorpresa en el lector tras otros dos libros de igual calidad, con unos personajes reales y creíbles, y una ambientación que empapa toda la novela y que hace notar toda la labor de documentación y el trabajo que hay detrás de ella. Un cierre estupendo para una trilogía sobresaliente.
—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.
—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.
—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.
—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.
—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.