Película El Silencio de la Ciudad Blanca, de Daniel Calparsoro

“El Silencio de la Ciudad Blanca”, película dirigida por Daniel Calparsoro y basada en la novela de mismo nombre de Eva García Sáenz de Urturi, es uno de esos ejemplos de adaptación en los que se demuestra que mantener cierta fidelidad al libro no es suficiente para hacer una buena película. A pesar de que tan sólo hay un cambio realmente significativo del libro a la película, faltan muchísima información y escenas necesarias para su entendimiento y construcción. Esto resulta en una adaptación atropellada, carence de gracia y de ritmo, consistente en la sucesión de una serie de hechos que dejan indiferente al espectador, y que no hace justicia a la maravillosa novela en la que se basa.

SPOILERS

Es una pena que el resultado final de esta adaptación quede tan desdibujado. La intención estaba, al igual que los escenarios y los actores. Pero fallan la ejecución y el guión. Un guión que da la sensación de tomar casi sin ton ni son cosas del libro intentando otorgarlas de sentido, pero dejándose otras en el tintero, y una realización que desemboca en escenas planas con nulo impacto.  

Tanto es así que, a pesar de que prácticamente todo lo relativamente importante acerca del personaje de Unai está en la película, da la sensación de que no conocemos al personaje. Sí, sale el abuelo, Villaverde, Germán, nos muestran la tragedia que marcó su vida, pero no se llega a conectar realmente con Kraken en ningún momento.

Y si no se conecta con Unai, con Esti o con Alba menos todavía. Puede que el personaje de Alba reciba más atención por parte de la película, pero Esti, su nerviosismo y su arrolladora profesionalidad quedan totalmente desaparecidas de la cinta, en la que encontramos, en cambio, un personaje un tanto soso.

Sin ningún tipo de gancho por parte de los personajes, el peso de la peli recae en la intriga y en el caso de los dobles crímenes. Un misterio que, desgraciadamente, se desvela a mitad de la película, por no decir al principio. No se da tiempo a teorizar, ni a que el espectador juegue a adivinar quién será el asesino, ni a que recopile pistas a la par que los investigadores. Simplemente, de un plano a otro tenemos al asesino con todo su modus operandi, cuando el espectador no se lo espera, ni se ha creado ningún ambiente que lleve a un momento que debería de ser crucial.

Mostrar quién es el asesino antes de tiempo no tendría que ser necesariamente malo, pero aquí no funciona. Da la impresión de que la peli pretende que el espectador vea la doble vida del culpable, llevando una aparentemente normal con Alba y su trabajo mientras que se dedica a matar gente por otro lado. Pero la verdad es que esta dualidad no aporta nada.

Lo que habría aportado de verdad habría sido el clásico esquema pistas, detective, indicios, sospechosos. El esquema que tan magníficamente sigue la novela original, que nos conduce por caminos que no parecen llevar a ningún lado, nos hace sentir perdidos en el misterio, va aportando pistas muy significativas, aunque no se entiendan hasta el final. Un final en el que se esconde tan bien el misterio al lector que es muy difícil acertarlo hasta que la propia lectura no quiere desvelarlo. Todo lo contrario a lo que ocurre en la adaptación.

Éste es el mayor error de la película, pero por desgracia no es el único. Con unos personajes planos y una intriga completamente destrozada, la única baza que le quedaba a la cinta era ser lo suficientemente explicativa como para compensar lo anterior. Tenía que conseguir que el espectador dijera “ah, sé quién es el asesino, pero ahora lo interesante es ver cómo lo averigua el protagonista”. Y, por desgracia, esto tampoco lo hace bien. Y no lo hace bien porque falta un pilar fundamental en la historia: la trama paralela de Blanca y el doctor Urbina.

Una trama que en el libro es fascinante, que hace que los lectores vivamos la historia que acaba desembocando en la verdadera identidad del asesino y en cómo se ha convertido en quien es, gracias a la que recopilamos un montón de información a la vez que somos testigos de cómo Unai va descubriendo todo ello gracias a su investigación. Una investigación que se basaba en hablar con las personas adecuadas y métodos menos convencionales (MatuSalem y Golden Girl), y que en la película no se llegan ni a atisbar.

Así pues, el espectador que no haya leído la novela no tiene forma de saber mucha de la información que la película o directamente no ofrece o lo hace de una manera tan superficial que cuesta captar.

Ya sea por los actores o por el propio guión de la película, las actuaciones quedan muy desinfladas. El ritmo de la adaptación es demasiado monótono y le faltan momentos de emoción y tensión. La banda sonora tampoco es memorable, pero al menos las localizaciones en las que transcurre la película sí que tienen encanto, mérito de la ciudad.

Partiendo de una novela tan completa, tan bien pensada, estructurada y disfrutable, esta película es un chasco de los grandes. Con las novelas de diez no se juega. Una novela de diez hay que adaptarla a la altura. Y, desgraciadamente, no es el caso de “El Silencio de la Ciudad Blanca”.

VALORACIÓN DE LA ADAPTACIÓN: 4/10

—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.

—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.

—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.

—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.

—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.

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2 comentarios en “Película El Silencio de la Ciudad Blanca, de Daniel Calparsoro”

  1. Totalmente de acuerdo. De hecho, me ha dejado tan mal sabor de boca la película que ya ni me acuerdo de lo bien que estaban los libros!

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