Película Las Pruebas, de Wes Ball

Si la primera adaptación de “El corredor del laberinto” dejó bastante que desear, la adaptación cinematográfica de la segunda parte de la saga, “Las pruebas”, es un verdadero despropósito. No se parece en nada al libro, absolutamente todo está cambiado, y no precisamente para bien. Mientras que el libro destaca por su originalidad, la película obvia descaradamente todo lo original, único y sorprendente de la novela para llevar a cabo una adaptación convertida en una simple película más de acción, del montón, de esas que tenemos la sensación de ver siempre, con todos los tópicos y clichés incorporados típicos de pelis malas de ciencia ficción. El resultado es un nefasto intento de blockbuster que nunca debería haber existido, y que no capta a los fans de la novela ni a la mayoría de los espectadores no lectores.

SPOILERS

Como fan de la saga literaria “El corredor del laberinto”, os aseguro que estas películas me dan verdaderas ganas de llorar de la tristeza y desagrado que siento al verlas. Es incomprensible cómo de una novela con tantos elementos tan únicos, unos acontecimientos tan impactantes y una trama que engancha al lector de una manera casi enfermiza se transforme en la gran pantalla en una serie de acontecimientos ya vistos una y otra vez en películas similares, que no aportan nada nuevo ni sorprendente y, sobre todo, aburren a más no poder.

Y, desde luego, no ayuda nada que la gran incógnita principal del libro, que no se desvela hasta la tercera novela, te la suelten ahí como quien no quiere la cosa a los cinco minutos de película: el Hombre Rata, que carece por completo del carisma, elegancia, misterio y pasotismo del personaje del libro, les dice mientras les lleva a las instalaciones de CRUEL que ellos son inmunes al Destello. Adiós intriga, adiós incógnitas, adiós a preguntarnos una y otra vez por qué los pobres muchachos están haciendo esas dichosas pruebas. El que el espectador conozca una información tan importante que debería haber sido dada en el momento justo hace que la película pierda gran parte del interés.

 

Sin embargo, el hecho de que conozcamos que los chavales son inmunes es lo de menos. Porque tras explicar que existen más laberintos (no sólo otro de chicas como en el libro, sino varios laberintos más), nuestros protas huyen de manera despavorida al descubrir que se llevan a no sé quién personas a no sé qué lugar, burlando toda la seguridad de CRUEL en unas ya cansinas escenas de acción poco realistas que nada aportan a la trama, acabando en un edificio medio derruido. Es decir, que en vez de ser CRUEL el que manda a los chavales a las pruebas, son ellos mismos los que se escapan y acaban en la ciudad. Y, digo yo, si se escapan y esto no está en los planes de CRUEL, ¿qué clase de pruebas van a atravesar si eso no estaba orquestado por CRUEL, sino que se han escapado ellos solos y van por la ciudad porque quieren, porque así lo deciden? Eso ni son pruebas ni son nada. ¿Por qué, entonces, la película se titula “Las pruebas”, si dichas pruebas no existen? Ya que se ponen a cambiar cosas, pues que le hubieran cambiado el título a la película por alguno más acorde con la trama de la misma.

Nada de cadáveres colgando, ni cambio de habitación de Teresa por Aris, personaje que se va con ellos sin que se sepa muy bien por qué, ni trans-planos, ni túneles a oscuras, ni sustancia plateada que corta la cabeza de la gente, ni nada de nada. Tan sólo sale un poco de tormenta eléctrica más adelante. Todo lo demás se sustituye por la huida de los personajes de las instalaciones de CRUEL, que se resume en unos chavales corriendo y unos cuantos tiros. Total, que para qué vamos a adaptar aspectos novedosos que no se han visto nunca en el cine pudiendo introducir la típica persecución insulsa de las películas. Para qué.

 

Hablemos ahora de los zombis. Zombis, porque esos seres que aparecen en esta película no son raros. Los raros son personas infectadas con el Destello, enfermedad que destruye su cerebro poco a poco hasta llevarlos a la locura más extrema de forma gradual. Pero son personas. Personas locas, pero personas. Que hablan, que piensan, que tienen conciencia, que poseen inteligencia. Por eso son tan terroríficos. En cambio, los seres de la peli son los zombis de toda la vida, que ni hablan, ni piensan, que tan solo atacan, muerden, berrean y poco más. De hecho, muerden a uno de los chicos, a Winston, que no se parece en nada al del libro, y un día después se convierte en zombi en cuestión de segundos. Nada que ver con la muerte de Winston en el libro ni con el cambio gradual que produce el Destello, en el que los primeros síntomas de locura tardan meses en ser detectables. Aquí no existen fases de la enfermedad, ni raros recién infectados que todavía son personas normales, ni raros un poco más idos que ya empiezan a perder la cordura, ni raros idos del todo como el señor Nariz, una parte que en el libro pone los pelos de punta de pura tensión y terror, y que habría sido una grandísima escena a adaptar en pantalla. Pero, una vez más, para qué se va a adaptar unos raros como los del libro, una idea original, nunca vista, y que podría haber dado un juego increíble en la peli, pudiendo adaptar unos zombis de toda la vida que estamos hartos de ver en otras películas, en series y en videojuegos. Para qué.

 

El escenario de la ciudad en ruinas, lo único bueno de la peli. Bien recreado ese mundo post-apocalíptico destruido por las erupciones solares y esos edificios derruidos. Por desgracia, de todo lo demás es imposible decir lo mismo.

Brenda y Jorge. Pero qué ha pasado con los Brenda y Jorge del libro. Pero qué. Ni aspecto físico, ni personalidad, ni objetivos del personaje, ni su finalidad. Nada respeta al libro, todo está cambiado sin tener sentido. Los Brenda y Jorge del libro son unos personajes muy carismáticos, que aportan frescura a la lectura, con unas personalidades muy bien definidas y muy claras, mientras que en la peli son unos sosos de cuidado. Es repulsiva la manera en la que tienen atados a los “raros”, como si fueran perros, cuando en el libro precisamente los evitan y huyen de ellos, lo que hace que resulten mucho menos peligrosos de lo que son. Brenda anuncia ante Jorge a Thomas y los demás diciendo “ya están aquí”, pero no saben ni quiénes son, ni de dónde vienen ni adónde van, por lo que nada tiene sentido. La mención a Brazo Derecho rompe otra de las sorpresas de la saga, que se da a conocer en la tercera novela, pero que aquí una vez más se introduce como si nada.

La película no escatima en huidas repetitivas, escaso sentido, una trama poco consistente y un desfigurado desorden de los acontecimientos. La película resulta confusa, inentendible, no sabemos muy bien cómo ni por qué Thomas termina con Brenda por la ciudad, no se demuestra la atracción que ella siente hacia él que con tanta gracia nos daba a entender la Brenda del libro, por lo que este personaje no tiene ninguna finalidad, dando la impresión de ser de relleno.

 

Si hasta este punto la película se parece poco al libro, a partir de aquí ya no se parece en nada. Porque esta adaptación, si se puede llamar así, decide omitir la traición de Teresa a Thomas y la habitación verde, la emboscada del grupo B de chicas en el desierto y la lucha final con los laceradores mejorados para sustituirlos por una lucha insulsa entre CRUEL y los demás personajes, además de una “traición” de Teresa que nada tiene que ver con la original, de modo que este personaje pierde profundidad y misterio.

 

El resto de escenas son tan absurdas e innecesarias que no vale la pena ni comentarlas. No hay ningún interés entre el enfrentamiento de los del campamento con CRUEL ni con lo que pueda pasar a los personajes, y todo acaba resultando completamente indiferente. El final del film se separa tanto de la novela que está claro que el camino a seguir de la tercera película nada tendrá que ver con el tercer libro, pues con tal trascurso de los acontecimientos es imposible realizar ya una adaptación que mejore este vergonzoso escaso nivel.

El problema no es la nula fidelidad de la película con respecto al libro, ni el cambio de la trama, ni que se hayan introducido ya cosas del tercer libro. El problema es el poco sentido con el que se hace todo esto, lo aburrida e insulsa que queda la película final, y sobre todo, la gran falta de respeto que demuestra hacia la originalidad de la novela y el gran desperdicio que realizan teniendo una saga literaria con tanto potencial.

Tenían los ingredientes necesarios para hacer una buena película en bandeja. Pero en vez de cocinarlos y servir un gran menú, han decidido meterlos en latas de conserva, ofreciendo a cambio los fríos platos del cine que ya conocemos, que ya hemos visto y que aparecen en todas las pelis habidas y por haber de esta temática, sin sorprender, sin innovar, sin ni siquiera hilar bien la trama, sin cuidar a los personajes, sin esfuerzo ni ambición, y sin remordimiento alguno, convirtiendo lo que debería haber sido una adaptación de éxito en una cutrez insufrible.

VALORACIÓN DE LA ADAPTACIÓN: 1/10

—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.

—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.

—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.

—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.

—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.

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