“Y se emocionó tanto imaginando esa feliz circunstancia que agitó la varita con excesivo entusiasmo y en lugar de generar una fuente de agua cristalina, que era el objetivo de la clase de Encantamientos de ese día, hizo aparecer un chorro de manguera que rebotó en el techo y le dio en plena cara al profesor Flitwick. El profesor se secó con una sacudida de su varita y, ceñudo, ordenó a Seamus que copiara la frase <<Soy un mago y no un babuino blandiendo un palo>>.”