-Jo, ¡has estado corriendo! ¿Cómo has podido? ¿Cuándo vas a dejar de retozar como una niña? -…-. -Nunca, hasta que esté vieja, rígida y tenga que usar un bastón. No quieras hacerme crecer antes de tiempo, Meg; ya es bastante duro ver cómo has cambiado tú de un día para otro. Déjame seguir siendo una niña todo el tiempo que pueda.