El Bolígrafo de Gel Verde, de Eloy Moreno

“El bolígrafo de gel verde” es la primera novela del autor Eloy Moreno. De lectura fácil y amena, esta novela nos presenta la monótona rutina de un protagonista que desearía darle un vuelco a su vida. Una vida tediosa e insulsa que transcurre en apenas 445 metros cuadrados.

“El bolígrafo de gel verde” no es una novela que destaque por su trama. Ni por los hechos que ocurren en ella, ni siquiera por la evolución de sus personajes. No es un libro con una gran historia, ni tampoco lo pretende. El verdadero punto fuerte de esta novela es el mensaje que transmite.

El libro comienza narrándonos la infancia del protagonista. Los tiempos de la inocencia, de la verdadera felicidad, esos días que representaban para él el auténtico sentido de la vida, haciendo hincapié en el día en el que todo se truncó, dando paso al principio del fin de su niñez.

La importancia que el principio de la lectura concede a la amistad del protagonista con Toni hace pensar a los lectores que el libro se dirigirá en una dirección de la que luego se desvía por completo, jugando al despiste.

Así, y después de centrarse en su infancia, la primera parte del libro nos introduce en el día a día de un protagonista ya adulto. En sus idas y venidas al trabajo, en su día en la oficina, en la búsqueda de aparcamiento, en sus quehaceres en la casa, en su cada vez más distante relación con su mujer.

En este punto ya queda patente el contraste entre su infancia y su adultez, entre el disfrutar de la vida y el pasar por ella sin más, sin vivirla realmente. De esta manera, la lectura nos introduce tanto en la monotonía del día a día que se logra comprender la apatía del protagonista.

Un protagonista que carece de nombre propio, que no se menciona, aunque podría haberse dado a conocer en algún diálogo. Sin embargo, el autor decide no hacerlo, con lo que consigue disminuir su personalización y lograr su generalización. Cualquier persona puede ser él, cualquiera que logre sentirse identificado con algún aspecto de su vida.

De esta manera, la vida de este hombre es tan gris, aburrida y repetitiva que, quizá no tan inconscientemente, no para de buscar algo que le haga sentir un poco de emoción. Y esto es, precisamente, el famoso bolígrafo verde que da título a la novela.

El bolígrafo es la representación de la búsqueda de emoción que el protagonista necesita desesperadamente, el silencioso grito de ayuda que es incapaz de verbalizar o exteriorizar, ni a sí mismo ni a nadie. La situación más absurda del mundo, que es la pérdida de un bolígrafo, se convierte en el centro de toda su vida, con una importancia disparatada.

Igualmente, cabe destacar también el constante husmeo que el protagonista lleva a cabo con vidas ajenas. Ese fisgoneo le lleva a ser conocedor de vidas marcadas por desgracias, como la de Sara, la de la tía de Rebe o el montañero del lago. Vidas con experiencias realmente sufridas que contrastan con la suya. El protagonista tiene un trabajo estable, dinero de sobra, un BMW, salud, una familia. Y, sin embargo, ha tocado fondo sin haber vivido las desgracias que sufren los demás.

 Además, otro aspecto digno de mención es que el protagonista no cae demasiado bien. No es una víctima de hechos que ocurran a su alrededor y que no pueda evitar, sino más bien lo contrario. Él mismo se ha buscado estar donde está, y tal es la apatía en la que está sumergido que no hace nada por evitarlo.  Así, los lectores somos testigos de todos los errores que comete y cómo ello sigue afectando a su vida.

Uno de los errores más graves es la exposición a la que somete a Sara y Rafael a través de la cámara del despacho. Un hecho determinante que acrecenta, además, una sensación de culpabilidad que ya existía y que amenaza con aplastarle.

Así, tal y como se veía venir, la sensación se vuelve insostenible y el protagonista huye. Huye hacia todo lo contrario de lo que necesita escapar, huye a la naturaleza, lejos de la ciudad, del tráfico, del trabajo y la rutina. Tal vez no tan inconscientemente, huye hacia la casa de la infancia de su amigo (que deja de ser Jose Antonio para volver a ser Toni), en la que conoció el verdadero sentido de la vida que ahora ha perdido. Huye solo, sin planes, sin horarios y sin preparación, con el riesgo que esto también conlleva.

En este punto es en el que se puede considerar que la novela puede empezar a decaer. Quizá porque las idas y venidas del protagonista por la montaña se hacen un poco pesadas, quizá porque no se manifiesta de forma tan clara (como en el resto del libro) la manera en la que el protagonista se encuentra a sí mismo, quizá porque continúa tan perdido como antes y, ni con esas, es capaz de coger las riendas de su vida y arreglar sus problemas, pues, en realidad, es Rebe quien termina encontrándole, mientras que él lo único que ha hecho es huir.

Y así, con una catarsis un tanto confusa y que sabe a poco, la novela finaliza con el protagonista reconciliándose con su mujer y cambiando de tipo de vida, tal y como deseaba.

Sin embargo, uno de los principales problemas de esta novela, aparte de una trama sencilla que centra la atención en el mensaje pero que también le hace perder cierto interés, es que promete más de lo que da. Menciona varias veces al final de algunos capítulos que se avecina un desastre, prometiendo que el protagonista pagará un precio demasiado alto, y la resolución de la huida a la naturaleza y la reconciliación con su amigo y su mujer se queda a medio camino de lo que uno se podría esperar.

Aun así, “El bolígrafo de gel verde” no es una mala novela, pues consigue conectar con el lector al tratar temas con los que estamos muy familiarizados como es la rutina o la falta de tiempo, y hace reflexionar sobre la vida y los problemas del protagonista. Un libro que no busca narrar grandes historias, sino que pretende, simplemente, abrirnos los ojos al sentido de la vida.

—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.

—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.

—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.

—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.

—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.

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