“Nacidos de la Bruma: El Héroe de las Eras” es el tercer libro de la trilogía de fantasía “Nacidos de la Bruma (Era 1)”, perteneciente al universo Cosmere, escrito por Brandon Sanderson.
El universo de Brandon Sanderson es una de las literaturas fantásticas más conocidas y de moda de los últimos años. Sus libros y sagas forman parte de un mismo universo llamado Cosmere. “Nacidos de la Bruma (Era 1)” es una de las trilogías pertenecientes a este universo. Su tercer libro, “El Héroe de las Eras”, supone el cierre de la historia que comenzó en “El Imperio Final”, y es la novela en la que encontramos las respuestas a todos los misterios que se nos presentan en las dos primeras entregas.
SPOILERS
“El Héroe de las Eras” supone un broche perfecto a la trilogía Nacidos de la Bruma (Era 1). Es un cierre impecable, al que llegamos a buen ritmo, sin ser abrupto y sin alargarse demasiado, en el que se nos explican de manera gradual todos los misterios y preguntas que surgían al leer los dos libros anteriores, dando sentido a todo, lo que resulta de lo más satisfactorio para los lectores. Además, los personajes también alcanzan el culmen de su desarrollo en esta novela.
En este caso, la novela alterna las tramas de Vin y Elend, TenSoon, Fantasma y Sazed. Cada una por separado nos ofrece una pizca de información muy valiosa, y es al tenerlas todas en su conjunto cuando todo va tomando sentido y llegamos a comprender Nacidos de la Bruma (Era I) en su plenitud.
Por un lado, junto a Vin y Elend descubrimos que pueden manejar a los koloss con alomancia, las cavernas de almacenaje o refugios creados por el Lord Legislador, tan necesarios para la supervivencia de todos, a la vez que se siguen viendo envueltos en guerras y trajines políticos mientras intentan mantener el orden y subsistencia del nuevo imperio.
Realmente, resulta un poco frustrante como lector ver cómo los seres humanos pierden su tiempo y recursos en guerras y estrategias mientras Ruina lleva al mundo al desastre. La ceniza cae a un ritmo preocupante, no hay cosechas y las pocas que hay sólo pueden tratarse en la capital Luthadel, los terremotos sacuden la tierra y las brumas son cada vez más duraderas y peligrosas, pero los habitantes del imperio se dedican a pelearse en vez de a colaborar entre ellos para sobrevivir o intentar encontrar una solución a todo esto.
Y eso es de lo mejor de este libro, que entendemos perfectamente por qué ocurre eso. La lectura trabaja muy bien a los personajes, de manera que los lectores sabemos que Elend y Vin se ven obligados a sitiar Fadrex para conseguir llegar al último almacén que dejó el Lord Legislador, la única esperanza de encontrar algo que les ayude a evitar la destrucción del mundo. Por su parte, Yomen sigue anclado en los tiempos del Lord Legislador, negando incluso su muerte y creyendo que él les salvará. Y, por otro lado, el Ciudadano maneja una ciudad enteramente gobernada por skaa, pero bajo el control de Ruina, lo que explica sus acciones.
Así pues, se comprende por qué todo esto sigue adelante, aunque sepamos que de nada sirve ganar una guerra o una batalla si posteriormente no habrá comida ni recursos para sobrevivir.
Por otro lado, la trama de TenSoon en la Tierra Natal con los demás kandra es una de las más interesantes de esta novela. Los kandra son unas de las criaturas más misteriosas del imperio y de las que menos información teníamos, por lo que es un total acierto que “El Héroe de las Eras” se centre mucho más en ellos y en su historia.
Así, descubrimos que los kandra toman forma de cuerpos humanoides de distintos materiales, como piedra, madera o cristal, que siguen una organización muy cerrada ordenada por generaciones, y que la primera generación fueron nada menos que los amigos y acompañantes de Rashek en su viaje al Pozo de la Ascensión. Finalmente, ordenan la Resolución, contrato por el que deben arrancarse sus clavos hemalúrgicos, sus Bendiciones, para evitar convertirse en siervos de Ruina, dando lugar a un suicidio en masa que no todos los kandra cumplen.
Mención especial merece TenSoon, un personaje que evoluciona mucho a lo largo de las dos últimas novelas, demostrando ser un kandra muy valiente y especial.
Con respecto a Fantasma, por fin el personaje tiene el protagonismo que se merece. Siempre muy secundario, incluso en algunos momentos un personaje cómico, este chico al fin evoluciona hacia su verdadera forma de ser. Por fin supera sus miedos, sus complejos, e, inspirado por sus amigos y por Elend y Vin, encuentra la valentía y la fuerza para llevar a cabo sus propias acciones e ideas.
Gracias a él también descubrimos una de las claves de esta novela: la hemalurgia. Un nuevo tipo de habilidad diferente a la alomancia y a la feruquimia, en el que se consigue el poder a través de un clavo o cualquier forma de metal que mata a un alomántico y se atraviesa el cuerpo de otro ser. La hemalurgia es la explicación a criaturas como los koloss, los inquisidores y los kandra, todos siervos creados por el Lord Legislador, y también la clave para comprender por qué Vin podía ver a través de las nubes de cobre y por qué la repelían las brumas, pues el pendiente de su madre era un clavo hemalúrgico, creado a partir de su hermana brumosa. Finalmente este pendiente, que en principio parecía más bien algo simbólico para el personaje, demuestra ser mucho más importante de lo que parecía en un principio.
Por su parte, Sazed es, sin duda alguna, el mejor personaje de toda la trilogía. Su evolución durante estos tres libros es fabulosa, y en este último nos encontramos con un Sazed casi irreconocible. Tras la muerte de Tindwyl y el desengaño de su fe, Sazed entra en una depresión al reconsiderar no solo su propia existencia, sino también sus creencias y el desempeño de guardador que ha llevado a cabo durante toda su vida.
Con todo su mundo tambaleándose, Sazed entra en una lucha interna que le hace sentirse perdido, pero también posteriormente madurar y comprender. Él ha perdido su fe, pero observa cómo otros, como Fantasma o TenSoon, aún la mantienen, conservan la esperanza y se mueven por ello.
No había otro posible Héroe de las Eras. Es algo que está claro desde el inicio de este libro, en el que cada capítulo comienza con unas palabras que llevan el sello inequívoco de Sazed. Era el giro perfecto, el ideal cierre de círculo para este personaje, consejero y amigo, guerrero y erudito, el que es capaz de almacenar la sabiduría de siglos y siglos. El guardador encargado de las religiones. En realidad, nunca hubo otra opción.
Los únicos que podrían haber sustentado la duda de Héroe de las Eras eran Vin y Elend. Sin embargo, Vin ya tomó el poder del Pozo de la Ascensión en el segundo libro, y los demás ya le colgaban el título de Héroe de las Eras, lo que lo hacía demasiado previsible. Vin fue Alendi, y posteriormente Rashek.
Considerándose a sí misma el Héroe de las Eras, tomó el poder del Pozo de la Ascensión y lo liberó, tal como le habría ocurrido a Alendi si hubiera llegado a esa situación. En este libro, toma el poder de las brumas, el poder de Conservación, pero comete los mismos errores que Rashek. Acerca el mundo demasiado al sol, luego lo aleja, sin tener un control. La diferencia entre Vin y el Lord Legislador es que Vin, conocedora de la historia de Rashek, tiene la sensatez de parar antes de seguir destruyendo el mundo intentando arreglarlo. Sí, Vin es un personaje clave, muy importante, su rol es esencial, salva el mundo, es una heroína, pero ella no es el Héroe de las Eras.
Tampoco lo es Elend. Ese despistado y descuidado muchacho que leía en los bailes, ahora convertido en un emperador. Junto con Sazed, Elend es otro personaje con una evolución increíble. Un idealista que ha sido sometido a un baño de realidad, que se ve obligado a aprender a hacer cosas que no le gustan o no consideradas moralmente correctas por un bien mayor, pero sin llegar a perder su personalidad ni su ética.
Elend es otro personaje clave, el que toma el rol de emperador, el que toma decisiones que nadie más quiere tomar, el que intenta poner un poco de orden en ese caos por el bien de su gente. Esa es su misión, su objetivo. Lo de Héroe de las Eras no va con él, él está a otras cosas. Igualmente importantes, pero a otras, y como buen emperador, sabe delegar en los demás.
Así pues, el único personaje que podía ser el Héroe de las Eras era Sazed. Y cómo lo descubre él, en ese precioso final. Siempre tan humilde, tan educado, manteniéndose deliberadamente a la sombra de los demás, en un eco de sus años de mayordomo. Los demás confían en él más que él en sí mismo. Sazed habría sido el último de todos en considerarse a sí mismo el Héroe de las Eras. Incluso cuando ya está claro, cuando no hay más opción, cuando ve cómo las profecías se adaptan perfectamente a él, lo sigue negando.
Y qué bonito cómo lo acepta y se pone a arreglar el mundo usando todos los conocimientos que ha custodiado durante toda su vida. Esos en los que ya había perdido la fe, que creía inútiles, y que resultan ser la salvación de todo. Cómo él es capaz de no cometer los errores de Rashek y Vin. Cómo es capaz de crear cosas que no había visto nunca, gracias a toda su sabiduría almacenada. Cómo finalmente es testigo de la confirmación de que el saber es poder, y también la salvación. Y, en definitiva, se convierte en ese dios que tanto había estado buscando, destinado a cuidar del mundo y la humanidad a lo largo de las eras.
Así, el mundo vuelve a su órbita original, las plantas vuelven a ser verdes, vuelven a existir las flores, el sol ya no es rojo, el cielo recupera el color azul y no hay lugar ya para las brumas, ni la ceniza. Como en un sueño, Brisa, Fantasma y los demás supervivientes salen de su escondite para descubrir el mundo tal y como siempre fue y debió ser. El sueño de Kelsier y Mare hecho, por fin, realidad.
Sí, duele la muerte de Vin y duele la muerte de Elend. Sin embargo, era el destino de ambos personajes. Ninguno de ellos será el Héroe de las Eras, pero ambos son héroes que se han sacrificado por el bien de la humanidad.
De esta manera, se pone fin a la trilogía y a estos mil años de la era de Nacidos de la Bruma, cuyo título también se explica en este último libro, pues la bruma convertía en nacidos de la bruma a un dieciséis por ciento de los que se internaban en ellas. Sin embargo, esta historia comenzó mucho antes incluso del Lord Legislador.
Y es que el Lord Legislador fue el portador de Conservación anterior a Vin, y al intentar arreglar el mundo lo terminó casi destruyendo, pero, ¿qué fue lo que llevó a Conservación y a Ruina a esta situación en la que los humanos pudieron tomar sus poderes?
Conservación y Ruina son dos dioses, dos poderes opuestos y a la vez complementarios. El yin y el yang. Como no eran capaces de crear nada por separado, hicieron un pacto en el que Ruina puso como condición que al final se destruyera todo. Crean a la humanidad, pero Consevación rompe el pacto encerrando a Ruina en el posteriormente llamado Pozo de la Ascensión. El cuerpo físico de Ruina se convierte en el atium, que se extrae infinitamente en los Pozos de Hathsin y se guarda en la Tierra Natal de los kandra.
Traicionado y encerrado, Ruina sigue teniendo la suficiente influencia como para cambiar textos y profecías (sólo no puede cambiar y leer lo que esté escrito en metal), y hace creer a la humanidad que existirá un Héroe de las Eras que libere el poder del Pozo de la Ascensión, liberándole así a él, lo que finalmente consigue. Por su parte, Conservación creó las brumas, en las que residía su poder y la última fracción de su cuerpo, el espectro de la bruma.
De esta manera, Vin, al serle arrancado su pendiente hemalúrgico, es capaz de tomar el poder de Conservación a través de las brumas, y alcanzar así esa divinidad. Al quemar Elend y sus soldados alománticos de las brumas el cuerpo de Ruina a través del atium, se rompe el equilibrio entre ambos dioses, y Vin puede atacar a Ruina.
Así, el cuerpo de Vin, portadora de Conservación, regresa sin vida al mundo, acompañado por el de un hombre de pelo rojo. ¿Esto quiere decir entonces que el hombre pelirrojo era el portador de Ruina? Ruina, entonces, ¿no era el dios original en todo momento? ¿Quién es ese hombre pelirrojo?
Esta es la única duda que queda en esta trilogía, mientras que todo lo demás está perfectamente explicado. Sin duda, hay una gran historia detrás del hombre del pelo rojo, y que genera muchas ganas en el lector de, a pesar de haber terminado esta trilogía, seguir descubriendo el Cosmere.
En definitiva, “El Héroe de las Eras” es el cierre perfecto a esta primera era de Nacidos de la Bruma. Una historia llena de originalidad, fresca y novedosa, en la que todo encaja como un puzzle, con unos personajes memorables, con unas evoluciones fascinantes. Una emotiva novela que lo explica todo, y de qué manera. Qué gran mundo. Qué gran universo.


—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.
—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.
—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.
—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.
—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.