“Nacidos de la Bruma: El Pozo de la Ascensión” es el segundo libro de la trilogía de fantasía “Nacidos de la Bruma (Era 1)”, perteneciente al universo Cosmere, escrito por Brandon Sanderson.
El universo de Brandon Sanderson es una de las literaturas fantásticas más conocidas y de moda de los últimos años. Sus libros y sagas forman parte de un mismo universo llamado Cosmere. “Nacidos de la Bruma (Era 1)” es una de las trilogías pertenecientes a este universo. Su segundo libro, “El Pozo de la Ascensión”, continúa la historia que se nos presentó en “El Imperio Final”, y es la novela con la que empezamos a ver las consecuencias de todos los hechos acontecidos en la primera parte.
SPOILERS
Si bien “El Imperio Final” es un libro bastante completo, que incluye presentación de su mundo y personajes, un desarrollo muy interesante y un final trepidante que deja con ganas de más, este segundo libro de Nacidos de la Bruma, “El Pozo de la Ascensión”, en comparación, se queda un poco atrás, a pesar de continuar la senda de su antecesor.
“El Pozo de la Ascensión” es un libro cuyo fin es continuar la historia de “El Imperio Final”, pero que no presenta ni contiene una historia propia. No persigue un objetivo como derrotar a un lord Legislador, no lleva a un final demasiado claro, no presenta ninguna narrativa nueva más allá de resolver los problemas que se generaron al final de la primera parte y continuar con los que ya había. Se limita a ser un libro de transición, en el que los hechos avanzan más por obligación que porque la historia conduzca a ellos.
De esta manera, cuando uno termina de leer “El Pozo de la Ascensión” y se pregunta que qué ha pasado en este libro, la respuesta es desgraciadamente corta. Se establece una política en la ciudad, conocemos a algún personaje nuevo, tiene lugar una batalla entre ejércitos, se libera un extraño poder al final… y poco más. El avance de la historia en este libro, que no es precisamente corto, es tan lento y tan poco rompedor en comparación a su antecesor que podría resultar incluso decepcionante.
Y, sin embargo, la lectura no se llega a hacer aburrida ni pesada. De alguna manera, el autor consigue que nos olvidemos un poco del rumbo que toma la historia para centrarnos en la evolución y desarrollo de los personajes. Se nos va entreteniendo por el camino, haciendo de ésta una lectura tranquila, de esas que se toman sin prisa pero sin pausa. De las que no enganchan pero tampoco hastían. De esas que suelen ser preparatorias para algo mucho mayor.
Así, uno de los aspectos fundamentales de este libro es la evolución de sus personajes, tanto a nivel individual como las relaciones entre ellos. Y Vin y Elend son el eje central alrededor del cual gira toda la historia.
En especial, Vin es el personaje que muestra una mayor evolución a lo largo no sólo de esta novela, sino en todo lo que llevamos de trilogía. No en vano es la protagonista indiscutible de la primera era de Nacidos de la Bruma. Vin ya no es esa chiquilla desconfiada y recelosa de “El Imperio Final”, aunque su dura infancia y vida aún están muy presentes en sus actos y forma de ser.
Aun así, Vin ahora es poderosa, consciente de su poder, segura de sí misma y, lo más importante, libre. Hace lo que quiere y lo que decide, cosa que nunca antes podía hacer, y aún en mayor medida que en el primer libro. Y, a pesar de todo, o precisamente por ello, está más confundida que nunca.
En un acto reflejo de lo que ella piensa de cómo debería ser, rechaza esa parte suya a la que le gustaban esos vestidos y bailes de la nobleza, su parte de Valette, y se centra más en su parte de nacida de la bruma. Esta confusión sobre sí misma también se extiende hacia el exterior, más notoriamente sobre su vacilación respecto a Zane y su relación con Elend. Sus diferencias traen inevitables dudas para ambos, que se agravan por la situación general tan tensa y difícil en la que se encuentran y sus altas responsabilidades en ella.
En cuanto a Elend, “El Pozo de la Ascensión” nos da la oportunidad de conocerle mucho mejor. Si bien “El Imperio Final” jugaba un poco con la dualidad de chico gentil pero que al ser noble no sabíamos si era de fiar, aquí se termina de dejar bien claro el fondo de este personaje.
Y es que Elend no puede tener más perfil de héroe clásico, pero de una forma realista. Gentil, bueno, con un gran corazón, honesto, justo, leal, altruista, respetuoso. Siempre mirando por el bien de los demás por encima de sí mismo. Irónicamente, éste es también su punto más débil, y lo que le lleva a estar en una situación complicada. Sin embargo, no pierde en ningún momento la fe en sus valores y en lo que considera correcto, lo que es realmente admirable.
Asimismo, la relación tan generosa, sana y cariñosa que mantiene con Vin le hace ganarse el cariño de los lectores. Elend no sólo respeta a Vin, también es comprensivo con su comportamiento al ser conocedor de su dura vida, siendo paciente y sensible. Y no sólo con Vin, también lo es con los demás personajes. Tanto es así que tiene que interceder la figura de Tindwyl para amoldarlo a la idea general de rey y mandatario que todos esperarían.
Al final, Tindwyl consigue su objetivo, evolucionando así notablemente también el personaje de Elend, pues el Elend del principio de este libro habría sido incapaz de asesinar de esa manera a su antiguo amigo Jastes. Así, Elend también cambia inevitablemente debido a la gran presión a la que, como rey, ha estado sometido. A pesar de ello, sigue siendo fiel a sus principios.
Por otro lado, este libro nos presenta a nuevos personajes bastante interesantes. Una de ellos es Tindwyl, un personaje con un carácter muy marcado, y en el que se profundiza bastante a pesar de su muerte en este mismo tomo. Sin embargo, su relación con Sazed termina resultando, quizá, un poco forzada, pues se nos da a entender más bien por la confesión de sentimientos que hace la lectura con Sazed que por la relación o comportamiento entre ellos.
Sin embargo, el nuevo personaje que más llama la atención en este tomo es Zane. Comienza envuelto en un halo de misterio como el “Vigilante”, para luego jugar al despiste salvando la vida de Vin y finalmente, al igual que Tindwyl, perder la vida en este tomo cuando prácticamente lo acabamos de conocer.
A pesar de ello, y al contrario de lo que ocurre con Tindwyl, quizá se podría haber sacado más partido al personaje de Zane. Da la sensación de que su desarrollo se queda incompleto, a medio camino. Mientras que el cometido de Tindwyl es convertir a Elend en un rey, el de Zane, como personaje, es hacer descubrir a Vin el verdadero amor que siente por Elend. Sin embargo, Zane podría haber dado mucho más de sí además de esa finalidad.
Como Vin, Zane es un personaje roto por las circunstancias de su vida, lo que genera su peligrosa locura. Es inestable, fascinante, peligroso, y en ningún momento los lectores pierden la sensación de no fiarse de él. Pero también es un personaje que somos capaces de comprender. Zane se convierte en lo que la vida que le ha tocado vivir hace de él, y se quiere mostrar en varias ocasiones que, de haber contado con el afecto necesario, quizá su personaje sería distinto.
De esta manera, Zane es la contraposición de Elend. Al contrario que su hermano, Zane presenta un comportamiento tóxico y unos valores de dudosa moralidad, fruto de lo que Straff ha hecho de él. A pesar de ello, no está claro si Zane hubiera podido ser como Elend si las circunstancias para él hubieran sido diferentes, pues no duda en manipular o matar a su antojo sin ningún tipo de remordimiento o arrepentimiento.
Su relación con Vin es uno de los factores más interesantes del libro, pues sus similitudes y esa atracción entre ellos se hace muy palpable. Pero, a la vez, los lectores somos muy conscientes del peligro que ello supone para Vin. Por suerte, ella misma se da cuenta y toma la decisión que ya sabíamos correcta, provocando la furia e inesperada muerte de este personaje tan gris que tanto juego da durante toda la novela (y que podría haber sido aún mayor).
Por otro lado, el otro gran personaje de esta novela es Straff. Un villano con todas las de la ley, también es la contraposición de su hijo Elend, siendo personas completamente opuestas. Straff es mezquino, implacable, egoísta y extremadamente inteligente. Malvado a la vez que disfruta de ello, el lord Venture da lugar a una serie de estrategias y juegos mentales que dan mucha vida a este libro. No en vano uno de los mejores momentos de la lectura es la visita de Elend y Vin al campamento de Straff, dando lugar a uno de las escenas más tensas.
De esta manera, llama la atención cómo una escena que no tiene nada de acción y que gira en torno a la inteligencia y estrategia de una conversación sea una de las más interesantes. Esta escena es la viva representación de esta novela, que basa todo su juego en ese tipo de movimientos tácticos por parte de los diferentes personajes. A pesar de ello, por supuesto no falta la acción final en esa cruenta batalla de los ejércitos, pero, al contrario de lo que pudiera parecer, esa escena realmente tampoco llega a tener el cien por cien de la importancia de toda la novela.
En cuanto a los demás personajes, el antiguo grupo de Kelsier pierde algo de protagonismo, especialmente Dockson, quien quizá está un poco desaprovechado en esta novela, pero mantienen cierta importancia como personajes secundarios. Igualmente duelen las muertes de Dockson y Clubs.
Quien sí adquiere más importancia y profundidad es Brisa, un personaje que se abre mucho más en esta novela, y a quien tenemos la oportunidad de conocer mejor. Junto con Elend y Vin, Brisa es otro personaje que evoluciona mucho en este libro, pues debido a las circunstancias, esa fachada y personaje que se construye cae, dejando ver que detrás de esa actitud sarcástica y esnob hay una persona vulnerable y de gran corazón.
También Sazed mantiene un buen nivel de evolución y profundización en esta novela, siendo sin duda uno de los personajes más interesantes de la trilogía. En esta novela se muestra aún más humano que en la anterior, mostrando de una manera más abierta sus miedos y fallos.
Mención especial merece el personaje de OreSeur. El farsante kandra también tiene una gran evolución en su relación con Vin en esta novela, y también resulta ser uno de los personajes más interesantes que amplía más información sobre este curioso mundo y las criaturas kandra.
Sin embargo, y a pesar de lo interesante de los desarrollos de los personajes y hechos de esta novela, el verdadero punto fuerte de esta lectura es el misterio sobre la Profundidad y el secreto que murió con el Lord Legislador. Este tema es recurrente a lo largo de la novela, a través de los párrafos previos a los capítulos que, al igual que en el primer libro, siguen ahondando en la historia de Rashek, de Kwaan, de Alendi, de la figura del Héroe de las Eras y el Pozo de la Ascensión. Éste es el verdadero tema central de esta novela. Este misterio que no se llega nunca a resolver del todo, ni en el primer libro ni en éste, y que es la clave que nos empuja a los lectores a querer conocer más y más.
Hasta donde conocemos, Kwaan nos narra que él creía que Alendi era el Héroe de las Eras, un héroe que los iba a salvar de la Profundidad. Para ello, Alendi viajó hasta el Pozo de la Ascensión. Kwaan descubre que las profecías han sido alteradas por el poder del Pozo y que Alendi lo liberará, lo que resultará terrible, y envía a su sobrino Rashek, el futuro Lord Legislador, para, en el peor de los casos, asesine a Alendi para impedirlo. Presumiblemente, Rashek toma el lugar de Alendi y, en el Pozo de la Ascensión, toma el poder para sí en vez de liberarlo. Al hacer esto, y ya como Lord Legislador, Rashek mantiene a raya a la Profundidad durante el periodo de mil años, hasta que Vin lo mata.
Después de esto, las brumas empiezan a comportarse de una manera extraña. Salen de día, matan a gente y aparece una criatura llamada espectro de la bruma. Vin asocia que esto debe de ser la temida Profundidad. Además, Vin observa semejanzas entre ella misma y cualidades asociadas al Héroe de las Eras, creyendo que ella podría ser esa figura. De esta manera, y al descubrir que el Pozo de la Ascensión está en el palacio del Lord Legislador, Kredik Shaw, Vin se dirige hacia allí, donde libera ese extraño poder que Rashek tomó para sí, ignorante de que las profecías han sido alteradas y convencida de que hace lo correcto.
Sin embargo, posteriormente Vin se arrepiente de esta decisión, asegurando que liberar ese poder ha sido un terrible error. Además, descubrimos que en esa famosa frase que es arrancada de las notas de Sazed y Tindwyl, Kwaan avisaba de que Alendi no debía llegar al Pozo de la Ascensión para que no liberara lo que allí había prisionero. Precisamente lo que Vin termina haciendo.
Sazed corre a avisar a Vin, pero se topa con Marsh, quien le impide llegar hasta ella permitiendo que el poder fuera liberado. Marsh es uno de los personajes más misteriosos de la trilogía, y sus intenciones y motivaciones cambian en esta novela, aunque aún no tenemos una explicación sobre ello.
El espectro de la bruma hiere a Elend con la intención de que Vin no libere el poder y lo emplee en curarlo, cosa que finalmente no termina sucediendo. Convenientemente, Elend resulta ser un nacido de la bruma que nunca había llegado a romper, por lo que consigue curarse por sí mismo. Este cambio es muy relevante en el personaje, pero personalmente no sé si me termina de gustar, pues parte del valor del personaje de Elend conllevaba que era uno de los pocos que era una persona normal, sin alomancia.
Sazed vuelve a la pared de acero para leer las verdaderas palabras de Kwaan, en la que dice que las profecías han sido alteradas a lo largo del tiempo de una manera sutil y brillante para lograr que el poder fuera liberado. No es casualidad que sea este personaje el que descubra la verdad, el guardador de unas religiones en las que él confiaba cuando realmente se vieron alteradas. Así, todo su mundo y en lo que ha creído hasta entonces se derrumba por completo.
De esta manera, tenemos una situación en la que lo que creíamos correcto resulta ser malo, y viceversa. Un final en el que los protagonistas logran de nuevo un objetivo, que creían bueno, pero resulta ser todo lo contrario.
Las últimas páginas de la novela contienen información más importante que toda la novela junta, y aunque resuelven más o menos el misterio, aún queda mucho por conocer. Ya sabemos por qué Kwaan cambió de opinión con respecto a Alendi, qué es la famosa Profundidad y que Rashek debió de mantenerla a raya de algún modo, pero aún no sabemos quién es el espectro de la bruma que trató de impedir esto y qué es ese terrible poder que ha sido liberado.
En definitiva, “El Pozo de la Ascensión” es una novela que puede parecer lenta o insulsa, pero que no lo es. Es un libro transitorio e importante continuación de “El Imperio Final”, que entretiene gracias a una gran evolución en el desarrollo de muchos de sus personajes, a la inteligencia de cómo avanzan los hechos y, sobre todo, a la persecución de un misterio del que sólo tenemos más información en las últimas páginas. Un misterio que empuja a continuar con esta estupenda saga.


—Oye, Todd, esta persona ha leído la entrada y no ha publicado ningún comentario.
—Espera un poco, Tedd. Dale tiempo para que pueda escribirlo.
—No escribe nada, Todd. Que le haya gustado y no nos lo diga me pone de mal humor.
—Tranquilízate, Tedd. No es bueno para tu salud que te estreses.
—De acuerdo, Todd. Pero acuérdate de decirle que no incluya spoilers de otros libros en los comentarios de esta entrada.