Un Lugar Pagano, de Edna O’Brien

“Un lugar pagano” es una novela de Edna O’Brien, en la que se relata la vida de una niña irlandesa de los años 30 y 40. Escrita en segunda persona, sin capítulos y con diálogos entrecomillados, “Un lugar pagano” se interpreta como una novela autobiográfica del paso de la niñez a la adultez, en la que no faltan la influencia de la religión y la realidad social y política de su época.

Nivel de spoilers: Bajo

Sin duda, uno de los aspectos que más llama la atención de esta novela es su forma de escritura. La narración en segunda persona no es común, por lo que puede generar una sensación de extrañeza durante la lectura. Pero, además, la novela tampoco incluye capítulos, lo que, sumado a la ausencia de diálogos como tal, desemboca en una lectura caótica y difícil de seguir.

Y éste es uno de los puntos débiles de esta novela, y que echa para atrás a muchos lectores. A esta forma de escritura tan poco común se suma una narración desordenada, que va de un tema a otro sin, a priori, ton ni son, para luego volver de nuevo, y que se explaya en detalles e información que son irrelevantes para la trama principal. Un punto débil que, a su vez, está hecho aposta, y que también le termina dando un toque único a la novela.

Sin embargo, esto no quita que cuando uno lee este libro, le cueste mucho entrar en él, pues la lectura se presta a confusión, al desorden, al lío. No tiene un planteamiento ni un desenlace como tales, sino que todo el libro en sí es nudo, un nudo caótico.

Es complicado saber en qué momento estamos, pues la narración no para de ir y venir temporalmente, ni es fácil conocer e identificar a los personajes secundarios hasta bien entrada la lectura, pues, aunque la lectura los presente, al lector no le da tiempo a asimilarlos. La falta de diálogos y capítulos tampoco ayuda.

Pero, a pesar de todo, la lectura consigue su objetivo de mostrarnos la vida de esta niña preadolescente en la Irlanda de los años 30. Los prados que rodean la aldea en la que vive, el machismo tradicional de esta época, los buenos y también malos momentos con su inestable familia. El libro nos empapa del sitio, de la época, de las personas de ese rincón de Irlanda, tanto para bien como para mal.

Y ese es el punto fuerte del libro, las sensaciones agridulces que deja. La felicidad, pero también el drama. La tranquilidad y la tempestad. La realidad, la vida misma.

El hecho de que el libro esté narrado en segunda persona de alguien hacia la niña protagonista sugiere que el narrador es esa misma niña, quizá ya adulta, o quizá simplemente con unos años más, porque esa narración caótica que va de un lado a otro todo el rato recuerda a la narración de un niño. En cualquier caso, esa narradora conoce detalles íntimos que sólo la propia protagonista puede conocer. Una niña de la que no conocemos su nombre, lo que da a esta historia un toque más anónimo, impersonal.

Y, finalmente, somos testigos de cómo esa niña busca huir de lo que ha conocido, del maltrato de su padre, de la pasividad de su madre, ante un acto del que únicamente es víctima y ni siquiera ha llegado a suceder. En cuanto tiene la oportunidad, decide dejar a su familia, no por vocación, ni por sentir ninguna llamada eclesiástica. Al igual que Emma, ella también busca escapar, pero por un lado completamente opuesto al de su hermana.

En definitiva, “Un lugar pagano” es una novela diferente, de lectura difícil, crítica con algunos aspectos tradicionales de su época, y muy centrada en su objetivo de mostrar la vida en sí misma y la realidad de la infancia de la propia autora a través de una niña protagonista anónima.